De la clásica pecera de bola, con agua dulce, donde únicamente cabe un pez, hasta llegar a tener un acuario de más de 700 litros de capacidad, donde se puede reproducir un ecosistema marino, no sólo hace falta dinero y conocimiento, sino una dedicación exclusiva y apasionada que va más allá del mero hobby. «En Eivissa debe haber alrededor de 20 personas que tienen acuarios marinos y tan sólo 10 que tengan uno de grandes dimensiones, de entre 400 y 700 litros de capacidad», explica Javier Castillo, propietario de la única tienda en Eivissa donde se vende todo lo necesario para los acuarios de agua salada. Él además de ser un profesional de este terreno desde hace 19 años, es un aficionado que tuvo su primera pecera a los 5 años, tras decirle a su padre unas mil veces: «Papa quiero un pez». «Se intenta reproducir los más exactamente posible el mundo marino de la zona tropical del océano Pacífico donde hay corales de distintas clases y también todo tipo de peces», comenta Castillo.

 

Probablemente uno de los acuarios más grande marinos que se encuentran en Eivissa es el que tiene instalado en el salón José Alberto Marí Escandell, que con 20 años es además el aficionado más joven. «En Navidad hará justo un año que lo tengo», explica orgulloso. Él tiene 12 peces tropicales y numerosos corales en un acuario que mide casi tanto como él de alto. «El rey del acuario es este ángel emperador que mide unos 20 centímetros. Es bastante tímido», comenta mientras el pez se esconde tras una pared de coral y roca. Además de ese ejemplar, tiene otros que son también los más espectaculares del acuario: dos ejemplares de pez cirujano y uno mariposa, que no paran de nadar de una lado a otro a gran velocidad. José Alberto Marí Escandell se dedica casi por completo a su pequeño mundo marino, no sólo con las tareas de limpieza, alimentación y cuidados, sino también informándose en libros y foros de internet.

 

Otro de los aficionados que tiene uno de los acuarios de arrecife, como se denominan, más grandes de la isla, con más de 600 litros, es Toni Ramon que además es uno de los primeros aficionados de la isla.

 

Desde hace 2 años, Manolo López se pasó del agua dulce al agua de mar. En su acuario de 450 litros tiene cerca de 12 peces de varias clases, dos estrellas de mar, un cangrejo y una multitud de corales. «He instalado el acuario en este mueble porque estaba demasiado arrinconado. Los peces se están adaptando porque tan sólo hace dos semanas», explica orgulloso.

 

Es poco frecuente que los peces tropicales tengan descendencia en un acuario artificial, ya que la mayoría de los peces de agua salada provienen del medio natural. Aunque sea excepcional en ocasiones ocurre. José Alberto Marí Escandell tiene una pareja de peces cardenal que tuvieron cinco crías en su acuario, de las que tan sólo queda una. «Sólo tuvo cinco crías pero en su medio natural llegan a tener muchos más. Se han muerto todos menos uno que ha sobrevivido», explica Marí Escandell señalándolo.

Natalia Salazar