El presidente del Consell, Xico Tarrés, y la consellera de Política Social i Sanitària, Patricia Abascal, visitaron ayer el nuevo centro de menores de sa Coma, que está en funcionamiento desde el mes de mayo. Este centro se ha conseguido tras reformar por 90.000 euros uno de los pabellones, en el que ahora están alojados trece chicos y cinco chicas en edades comprendidas entre los 12 y los 18 años.

El campus ocupará cuatro pabellones de sa Coma El presidente del Consell explicó que en sa Coma hay «espacio de sobra» y cabrá todo lo que tienen previsto hacer. Por ejemplo, el campus universitario necesitará cuatro pabellones y en total hay nueve. El centro de menores ocupa uno más pequeño. Tarrés explicó que quieren trasladar muchos servicios a sa Coma porque así evitarán pagar alquileres, como por ejemplo lo que hay en el edificio de carreteras. Además, actualmente hay uno ocupado por la Guardia Civil que les abona un alquiler y otro por un centro ocupacional para personas con discapacidad. Cuando se trasladen servicios como el 112 a sa Coma también tendrán que pagar un alquiler, algo que supondrá ingresos para el Consell. Tarrés insistió también en que ni la depuradora ni el circuito de motocross supondrán problemas, porque se situarán a bastante distancia y con masas boscosas de por medio.

Según explicó la consellera, las obras que se han hecho han incluido tirar tabiques, colocar nuevas puertas, crear la cocina y cambiar toda la fontanería. Esto ha permitido al Consell ahorrar 25.000 euros anuales que pagaba de alquiler por el local del Obispado que utilizaban hasta ahora, el de Can Pep Xico.

El centro está dotado de cuatro habitaciones para chicos y tres para chicas, una sala para ver la televisión, una biblioteca y sala de juegos, un comedor y una cocina. Tarrés explicó que habilitaron este pabellón rápidamente porque la granja de Can Pep Xico es del obispado y era mucho más pequeña (sólo tenía 12 plazas), lo que no permitía que hubiera chicos y chicas. «Estábamos desbordados», recalcó Abascal.

«Esto mejora mucho la situación, porque aquí pueden asistir a talleres de peluquería, reciclaje o prevención de drogas, tienen más actividades que hacer», explicó el presidente del Consell, que resaltó que en el centro trabajan siete monitores, cuatro educadores, el coordinador y un trabajador social. Todavía quedan dos plazas libres y en caso de que se necesitaran más se podría ampliar.

Uno de los mayores problemas que ha tenido este traslado a sa Coma ha sido la convivencia entre chicos y chicas. «No ha sido fácil», remarcó la consellera.

Al lado del campus

El presidente del Consell remarcó que es positivo que estos chicos estén al lado del futuro campus. «Quizás les ayude un poco para ver que quizás también quieren estudiar», explicó Tarrés. Abascal también recordó que no son personas «ni mejores ni peores» y cree que pueden mantener un comportamiento y una actitud adecuada. La consellera destacó que los chicos de este centro no han pasado por situaciones agradables y en la mayoría de casos han tenido problemas con sus familias. «Lo pasan muy mal y hay que tener grandes dosis de paciencia», destacó Abascal, que resaltó la «gran labor profesional» del personal de menores. El Consell también tiene en cartera ofrecer un proyecto de emancipación para que los chicos no se encuentren en la calle a los 18 años y puedan tener trabajo, formación y alojamiento.

Recientemente han solicitado un proyecto para contar con más monitores que puedan impartir talleres. Además, Abascal explicó que varios chicos, sobre todo dos que llegaron al centro por la inmigración en Canarias, son muy aficionados al deporte.