Los anuncios de diferentes entidades internacionales sobre el inicio de la recuperación de la crisis en la mayoría de las economías europeas (excepción hecha de España) para 2010 pesan menos que los resultados del pasado verano por lo que los empresarios de las Pitiüses contemplan con gran pesimismo la temporada alta del año próximo.

Según el último informe de la fundación Gadeso, la confianza empresarial y las perspectivas de los empresarios turísticos de Eivissa es incluso peor que la que tenían en octubre de 2008 para la pasada temporada. En una escala entre 10 y -10, en la que 0 sería esperar que las cosas vayan igual que este año, la media de confianza empresarial para 2010 se sitúa en -4,8 puntos, cuando el mismo indicador para 2009 se situó en -2,7 puntos y en -1,8 para 2008.

Según sectores

Aunque la impresión general es que las cosas irán peor, la confianza en el futuro es mucho peor entre la oferta complementaria que entre las empresas hoteleras. De hecho, los primeros reflejan un índice de confianza de -9 puntos. En el sector de alojamientos, en cambio, es de -0,5 puntos.

La diferencia de apreciación se entiende atendiendo a los resultados de la encuesta sobre ventas, precios y beneficios que también ha realizado Gadeso.

Según este sondeo, en el caso de los hoteleros, en un 4% de casos han vendido más, en un 5% menos, y el resto ha seguido igual. Respecto a los precios, sólo un 2% reconoce haber encarecido sus productos, mientras que un 6% dice haberlos abaratado. En cuanto a los beneficios, sólo se incrementaron este verano para un 2%, mientras que cayeron para un 4%.

En el caso de la oferta complementaria, la caída de ventas se da en uno de cada 10 comercios, mientras que sólo 1 de cada 100 ha colocado más producto. En el caso de los precios, un 4% de comercios dicen haberlos bajado, mientras que sólo el 0,5% reconoce haberlos subido. Por último, sólo un 1% de tiendas dice haber obtenido más beneficios, por un 4% que apunta unos peores resultados.

En su estudio, Gadeso formula una recomendación fundamental, centrada especialmente en la oferta complementaria. Según los autores del análisis, «es urgente rediseñar determinadas zonas turísticas excesivamente maduras, incluyendo su oferta complementaria».

En el caso del alojamiento, se reconoce también la obsolescencia de algunos productos hoteleros, que no estarían «en la línea de la demanda» y que, por eso, se ven forzados a reducir precios.