Valentín García inició sus labores de misionero hace 35 años tras finalizar sus estudios en Filosofía y Teología. Desde entonces ha trabajado en países como Perú y Chile y se ha encargado de transmitir el trabajo de los misioneros a través del Servicio Conjunto de Animación Misionera de la congregación Comboniana.

Valentín se encuentra en la isla hasta el próximo lunes para compartir las experiencias que ha vivido durante todos estos años. «Voy pasando por diferentes centros educativos para explicar a los alumnos en qué consiste nuestro trabajo, para que tomen conciencia de la difícil situación que viven estas personas y para que comprendan que también se puede ser misionero desde aquí y para que entiendan qué podemos hacer para remediar el estado en el que viven las personas a las que ayudamos, que no tienen de nada», afirmó Valentín. En este sentido, señaló que el primer paso «es creer en la labor de la oración. Hay que rezar por ellos, solidarizarnos con la situación que están viviendo y ayudar desde aquí sin tener que ir allí, por ejemplo, con donaciones económicas para construir en esos países hospitales y escuelas». Una de las preguntas que más le hicieron los alumnos del instituto Xarc durante la mañana de ayer es qué es para él ser misionero: «Les he dicho que significa olvidarse un poco de sí mismo, de nuestros pequeños problemas, de nuestras pequeñas crisis para trabajar por los demás. Tienes que ser uno más de ellos y aunque no hay recompensa económica sí que hay mucha satisfacción personal».