El hotelero Alberto Torres Marí entró en la cárcel de forma provisional y sin fianza para que se pudieran realizar unas pruebas de investigación sin que hubiera riesgo de manipulación por su parte. Estas pruebas ya se han practicado y hoy mismo está previsto que la jueza decida si el hotelero puede salir de la cárcel o no.
Tras la práctica de estas diligencias, cuya naturaleza no se ha desvelado, la Fiscalía afirma que las pruebas que se han practicado han confirmado los indicios de delito que había previamente y que motivaron la detención del hotelero, propietario del hotel Aguas de Ibiza.
Torres Marí fue enviado a prisión preventiva sin fianza para poder acabar de confirmar mediante más pruebas los indicios que había previamente y que le relacionaban con el entramado de corrupción urbanística conocido como caso Huerta. En este caso se investiga la trama corrupta que habría urdido el ex arquitecto municipal de Sant Josep Antonio Huerta Briz para conseguir hacer obras dentro de Sant Josep pese a que le estaba prohibido por ley. Huerta está actualmente en libertad con cargos y está acusado de delitos como cohecho, blanqueo de capitales, tráfico de influencias y delitos contra la ordenación del territorio.
El caso
A este hotelero se le investiga por la venta de unos terrenos en Cala Molí a la promotora valenciana Grupo Medi con la presunta intermediación del ex arquitecto municipal de Sant Josep. Según fuentes de la investigación, Torres podría haber entrado en contacto con Huerta, quien podría haber propiciado esa venta al Grupo Medi a cambio de que Torres le contratara para hacer obras fuera del municipio de Sant Josep, el único donde tenía vetado trabajar por ley por ser técnico municipal. Ahora lo que se intenta demostrar es si Huerta fue el «cerebro» desde el principio de la obra de Cala Molí, ya que la única vinculación que había hasta el momento era que su nuera, Pilar Fernández, era la arquitecta de la obra.
Sin embargo, la familia del hotelero ha negado que existiera ninguna mediación de Huerta. De hecho, aseguran que Torres Marí compró el terreno a un banco durante la crisis de los 90 y volvió a venderlo al poco tiempo cuando se reactivó el mercado y tras recibir ofertas de varias promotoras pero sin ninguna intermediación de Huerta. También dicen que años más tarde el hotelero contrató a Huerta para realizar un proyecto en Santa Eulària porque era el único que hacía proyectos en tres dimensiones.
El hotelero fue detenido el domingo, cuando se produjo también el registro de su domicilio y de sus oficinas. La Guardia Civil se incautó de numerosos documentos y de ordenadores.
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