Los afectados por las obras de la futura carretera de Sant Joan no ven con buenos ojos la construcción de un carril bici. Así quedó demostrado en varias de las intervenciones que se produjeron el jueves por la noche en la reunión que mantuvo el conseller de Mobilitat, Albert Prats, con los vecinos del municipio.

Algunos afectados argumentaron que el vial bici tendrá un elevado impacto en una zona donde el paisaje está muy bien conservado. «La mayoría de la gente lo ve como una barbaridad», explicó el concejal responsable de carreteras del Ayuntamiento de Sant Joan, Joan Escandell, quien asegura que este vial no es suficientemente seguro porque atraviesa la vía tres veces y se desvía por caminos rurales. «Pienso que es mejor el de la vía de Sant Miquel, que va más pegado a la carertera, aunque a los vecinos tampoco les gusta», remarcó Escandell.

Respecto a las quejas por el elevado impacto del carril bici, Albert Prats defendió durante la reunión que precisamente una de las características de esta vía es que se integrará perfectamente en el paisaje, con barreras de madera y elementos de piedra. Además, remarcó que una amplia mayoría de la población de Eivissa apuesta por este nuevo tipo de movilidad y argumentó que los carriles bici separados de la carretera y no integrados en el arcén son mucho más seguros. De hecho, explicó que hace algunos años hubo un accidente mortal con ciclistas en Mallorca en un arcén pintado como carril bici y a raíz de esto se ha cambiado el diseño porque se ha demostrado que «es un peligro» y que lo mejor es que el vial para bicicletas vaya separado.

Seguridad

Algunos afectados, sin embargo, consideran que los caminos rurales por los que se desviará el paso de bicicletas tampoco serán del todo seguros porque por allí pasarán otros vehículos. «Estos desvíos dan mucho rodeo y seguramente al final circularán por el arcén», vaticinó el concejal de Sant Joan, que cree que el Consell tendrá «muchos problemas» con esta cuestión porque los afectados presentarán «muchas alegaciones». «Se movilizarán», aseguró Escandell, que cree que el coste de construir este carril bici es demasiado elevado para lo poco que se va a utilizar, ya que la gente del campo no está acostumbrada a ir en bicicleta. Además, durante la reunión incluso hubo afectados que se quejaron porque con estos desvíos del carril bici se partirán hasta cuatro fincas porque hay que construir caminos para enlazar los viales. «Esto será difícil de aceptar para la gente del campo», añadió el concejal.

Prats explicó que en las 28 paradas de bus habrá aparcamiento para bicicletas, algo que puede resultar útil por ejemplo para los estudiantes. De hecho, explicó que el carril bici no tiene un sentido turístico, sino una función de movilidad y transporte sostenible y por esa razón no se puede separar demasiado de la vía.

Durante la reunión también hubo numerosas preguntas sobre casos particulares porque los ciudadanos consideraban que se les expropiaban caminos o cerramientos que no eran necesarios. Prats contestó que puede haber errores de tipo topográfico y que estas pequeñas cosas podrán ser arregladas vía alegación. Algunos afectados también se quejaron de que el carril bici pasa por delante de sus casas y no podrán salir de ella, pero el conseller aseguró que los ciclistas tendrán que ceder el paso. Incluso hubo alguien que pidió barreras vegetales para evitar el ruido de la carretera, algo que el Consell estudiará si hay alegaciones sobre el tema.

En la reunión estuvieron presentes también tres concejales del equipo de gobierno de Sant Joan. Durante la presentación del proyecto Albert Prats agradeció la colaboración del Ayuntamiento y animó a los vecinos a consultar el proyecto y a presentar todas las alegaciones que crean conveniente. El concejal de Sant Joan matizó ayer que les gusta la carretera en sí, pero no el carril bici.

Los afectados se quejaron sobre todo de dos zonas concretas. Una de ellas es la del restaurante es Caliu, donde se produce un desvío del carril bici por caminos rurales. Los afectados consideran que hay otras alternativas de caminos por donde podrían pasar los ciclistas, pero Prats defendió que tampoco se puede alejar demasiado de la vía principal.

Otro de los puntos conflictivos es la entrada a Sant Llorenç, donde la carretera queda encajada muy cerca de las casas porque se respetan todas las propiedades y no se tiene que derribar ninguna. Los afectados argumentaban que la carretera podría alejarse más de la entrada de sus casas, pero Prats indicó que la vía no puede hacer zigzag. De todas formas, animó a los vecinos a presentar alegaciones y propuestas para mejorar el diseño.