Los últimos datos facilitados por el Col·legi Oficial d'Aparelladors i Arquitectes Tècnics de las Pitiüses confirman el pésimo momento que está viviendo el sector y que los únicos brotes verdes que se encuentran en su horizonte son los matojos que empiezan a invadir algunas obras paralizadas por falta de fondos.

Según la entidad profesional, hasta el 30 de junio se sellaron en Eivissa y Formentera proyectos para la construcción o reforma de 246 viviendas, una cifra que supone una caída del 70% respecto a los 820 que se registraron en el mismo periodo de 2008.

El descenso a menos de un tercio de este indicador se produce acompañado con un descenso del 40% en el número de edificios, lo que implica que las unidades planeadas de obra nueva o en las que se quiere intervenir han reducido, de media, el número de viviendas que incluyen.

Esta circunstancia bien puede indicar que las promociones reducen el número de pisos ante las dificultades para su venta o que se ha reducido la edificación nueva y se prima la reforma de viviendas antiguas, unifamiliares o planteadas con menos alturas que las actuales.

Esta última hipótesis se confirma si se observan de forma independiente los datos de obra nueva y los de reforma o ampliación. Las nuevas construcciones sumaron un total de 162 actuaciones, un 78% menos que un año antes (se alcanzaron las 600), con un total de 74 edificaciones visadas (-60%) y una superficie total prevista de 42.160 metros cuadrados, un 70% menos.

En sentido contrario, las intervenciones ligadas a mantenimiento y reforma de viviendas ya construidas crecieron un 17% hasta alcanzar las 84. Casi todas ellas fueron en casas unifamiliares puesto que el número de edificios afectados fue de 81, un 12%. Por metros cuadrados, el dato supone un incremento de un tercio del suelo previsto hasta alcanzar los 23.525 m2.

Finales de obra

Los datos de visados de obra muestran la intención de ejecutar una actuación de la construcción, pero no implica necesariamente que esta se lleve a cabo. En ese sentido, resulta interesante poner estos datos en relación con los certificados de final de obra, documentos que sí que avalan la ejecución de los trabajos.

Según este indicador, los finales de obra únicamente han caído hasta las 719 viviendas (un 14% menos), una reducción que es mucho menor en el caso de los edificios, que bajan hasta los 134, un 2% menos.

La cifra de metros cuadrados finalizados desciende también un 2%, hasta los 130.938m2. Curiosamente, esta cifra supone justo el doble de la superficie visada entre enero y junio.

Este mejor comportamiento de los finales de obra obedece a la conclusión de trabajos iniciados en los últimos años, la inmensa mayoría de ellos bloques de pisos que, en muchos casos, se habrán visto afectados por las dificultades de financiación de los promotores. Así, la obra nueva supuso 689 viviendas (-15%), distribuidas en 107 edificios (-6%) y con una afección a 125.692 metros (-1%).

El análisis por municipios en la Isla de Eivissa refleja que Vila encabeza la reducción en el número de visados, con una caída del 82% y un total de 61 trámites completados. Muy cerca se sitúan Sant Antoni (caída del 78% y un total de 44 visados) y Sant Josep (-71% y 46 permisos). Proporcionalmente, Sant Joan y Santa Eulària muestran un mejor comportamiento, con descensos del 29% y del 15%, y unas cifras totales de 15 y 46 licencias, respectivamente. En el caso de los certificados de obra, Sant Joan es el único municipio que logra crecer (un 167%), al dar por finalizadas ocho viviendas. En el extremo contrario se sitúa la Villa del Río, con la caída más acusada de todas. En total se concluyeron 44 intervenciones, un 73% menos.

Formentera ha demostrado en esta primera mitad del año un comportamiento completamente distinto al de la media de las Pitiüses, quizás por los excesivamente bajos valores registrados durante la primera mitad de 2008. Así, entre enero y junio del presente ejercicio se ha doblado el número de viviendas visadas hasta alcanzar las 27. Dichas propiedades se distribuían en 17 pisos (un 70% más) y con una superficie afectada de casi 9.000 metros cuadrados, un 438% más, es decir, más de cuatro veces por encima. El hecho de que en el ejercicio pasado se iniciaron pocos trabajos lo confirma el hecho de que los certificados de final de obra hayan caído a sólo 4 (7 el pasado año), todos ellos viviendas unifamiliares y con una extensión de 926 metros cuadrados.