Un grupo de artesanos durante la protesta: FOTO: GERMÁN G. LAMA

L. A.

Los Asociación de Artesanos de Sant Antoni se manifestó ayer en el carrer Ample contra la «chapuza» que es para ellos el Mercat de ses Places, al que, según se quejan, el Consistorio les «obliga» a asistir los viernes quitándoles de su ubicación habitual que es el Passeig de ses Fonts y haciéndoles «perder un día trabajo» porque por allí «no pasa nadie».

Si la semana pasada fue la asociación de comerciantes la que amenazó con un cierre-protesta si los artesanos no se trasladan dentro del pueblo para atraer el flujo de turistas, ayer fueron una veintena de artesanos los que finalmente hicieron una huelga en el mismo mercado.

De esta forma, en vez de ofrecer sus productos colgaron pancartas de protesta contra el Ayuntamiento y los comerciantes y juntaron firmas contra esta «imposición» municipal de hacer los viernes un mercadillo junto a la iglesia bajo la «amenaza» con quitarles «el trabajo». «De la gente que vino el año pasado, que eran entre treinta y cuarenta artesanos, este año no volvió ninguno por el desastre que es este mercado. Tampoco pagaron al Ayuntamiento porque no vendieron nada. Entonces, ahora, nos obligan a nosotros», aseguró la presidenta de la agrupación, Sara Bosch.

«Tuvimos que firmar un escrito por coacción laboral porque si no venimos aquí los viernes nos quitan la licencia de artesanos, cuando somos todos tenemos cierta edad y no podemos perder nuestros trabajos», aseguró, por su parte, Concepción Domingo Capilla, integrante de la asociación.

Los artesanos presentes quisieron dejar claro que también «pagan impuestos casi al nivel de los comerciantes», y tanto a Ports de les Illes Balears como al Ayuntamiento. «Tasas, licencias, luz, seguros de riesgo, autónomos... Son casi 3.000 euros de impuestos por los seis meses que trabajamos», destacó Bosch. Asimismo, otros artesanos presentes en la protesta quisieron recordar que trabajan sólo por la tarde, que pierden tres horas entre montar y desmontar los puestos, y que finalmente empiezan a vender a las 21'00 horas, «cuando prácticamente los comercios están cerrados». También aprovecharon para quejarse de las prohibiciones de «comer, beber y fumar en el puesto» que les impone el Ayuntamiento, así como la obligación de dejarlo todo limpio «cuando el suelo está todos los días, salvo en Sant Bartomeu, sucio».

Por último, los artesanos informaron que el lunes pedirán por escrito una cita con el alcalde José Sala, que el año pasado, según informaron, no les quiso recibir en tres ocasiones. En este sentido, amenazan con otra huelga el próximo viernes si no encuentran una respuesta del primer edil.

Integrantes de PSOE-ExC asistieron a la protesta y su portavoz, Laura Carrascosa, aseguró «que lo que está hace el Ayuntamiento no tiene una explicación razonable». «Si hay crisis y hay que usar la imaginación se hace con el consenso pero no por obligación. Es un abuso de poder y no me extraña que estén en guerra», destacó la portavoz de la oposición.