Toni y Gertrudis son dos guacamayos de 15 y nueve años que comparten sus días de vida con otras 40 parejas más de loros y Vicent Marí, un hombre que se inició en la cría de estas aves hace 35 años: «Siempre me han gustado las aves. Cuando era pequeño tenía periquitos como animales de compañía. Hace 35 años empecé a criar loros y en la actualidad tengo 50 parejas de especies de diferentes países, como Àfrica, Nueva Zelanda, Ecuador o Australia, por ejemplo». Y añade: «Hay que diferenciar a las personas que crían loros por afán lucrativo, que es perfectamente loable, y las que lo hacen a nivel privado. Nosotros, los criadores privados a pequeña escala, lo que intentamos es potenciar la reproducción de las especies que prácticamente han desaparecido de la naturaleza por cuestiones como la deforestación, por ejemplo. Hay muchas especies que se crían en cautividad gracias a los criadores privados».

Vicent dedica al menos dos horas diarias al cuidado de sus loros, que en estas fechas se encuentran algo más emocionados por la primavera: «Hay épocas en las que están más nerviosos que habitualmente, como cuando hay mudas, cambios estacionales o épocas de cría. Ahora segregan más melatonina y tienen una descarga hormonal importante, por lo que buscan reproducirse».

Con el paso de los años, Vicent ha ido adquiriendo muchos conocimientos sobre el comportamiento de sus loros: «Soy una persona muy observadora y curiosa. Me gusta estudiar el lenguaje corporal de las aves. Son unos animales que tienen una esperanza de vida de entre 70 y 90 años».

María José Real