Lurdes Costa, Francesc Antich y Xico Tarrés siguieron a la comparsa que abría la comitiva que inauguró ayer Eivissa Medieval en el recinto histórico. Foto: MARCO TORRES

Bajo el sol y el calor de primavera, centenares de personas se agolpaban ayer en el Mercat Vell para dar la bienvenida a la décima edición de la feria Eivissa Medieval, que conmemora la declaración de Eivissa como Patrimonio de la Humanidad. La alcaldesa de Eivissa, Lurdes Costa, señaló en su discurso inaugural la evolución que experimenta esta feria: «Cada año tenemos que poder presentar mejoras. Si os fijáis el Portal de Ses Taules luce más porque lo hemos restaurado, igual que la limpieza de piedra que hemos hecho en el patio de armas. También hemos hecho trabajos de mantenimiento en las murallas y estamos trabajando en la ampliación del MACE, que nos ha permitido descubrir los restos de los primeros pobladores de la isla», explicó la alcaldesa, quien además tuvo palabras de agradecimiento para los más de 150 voluntarios que acompañaron a los ancianos de las residencias de Cas Serres, Reina Sofía y, por primera vez, Can Blai durante el primer día de feria. El presidente del Consell d'Eivissa, Xico Tarrés, destacó que lo que al principio empezó siendo: «una fiesta que parecía que sólo era para los vecinos de Eivissa con el paso de los años se ha convertido en una fiesta de todos. Tenemos que sentirnos orgullosos de ser de Eivissa y tener esta fiesta que en cada edición recibe más visitantes, quienes posteriormente hacen buena publicidad de la isla». A la jornada inaugural también asistio el presidente del Govern balear, Francesc Antich, quien aprovechó para afirmar la futura construcción del nuevo hospital de Eivissa. También señaló la importancia de conservar el patrimonio de las Islas: «Gracias a estas singularidades, a aquello que nos hace diferentes podemos afirmar que Balears son extraordinarias».

Minutos después, dos singulares personajes, Erasmo de Carcassone y Bocolone, repasaron de manera visual y con mucho ritmo el paso de los mercaderes por la ciudad medieval: «Por aquí han pasado los más importantes mercaderes de todo el mundo, como Ataulfo que conquistó a Beatrice con un elixir natural que más tarde comercializó en el mercado de la isla», explicaba Erasmo, mientras su compañero de narración se afanaba por ponerse unas gotas de ese mágico perfume en el cuerpo. Bajo el título Trovador, la compañía Arcadia repasó ayer brevemente la historia del comercio en Dalt Vila. Así, tras la aparición de Ataulfo y Beatrice llegaron las pieles de animales salvajes, los bailes de zíngaros llegados de tierras lejanas y los ritmos y tejidos más brillantes de Damasco.

Ataviados con gorras y mochilas en las que guardaban botellas de agua para aguantar mejor el calor, los alrededor de 100 alumnos del colegio Urgell de Sant Josep aprovecharon la jornada festiva para conocer la feria medieval. Además de pasear en busca de algún que otro regalo de cumpleaños original, como los minilibros o el vidrio moldeado con fuego, muchos de los visitantes aprovecharon el paseo matinal y vespertino por la parte antigua de la ciudad para degustar algunos de los productos más típicos de esta feria, como el cochinillo asado, las chuletas de cerdo, el pulpo cocido o chorizos asados. «Hemos cogido la primera barca para venir. Somos de Formentera. Nos vamos a quedar hasta la salida del último barco. Lo que más nos ha gustado es el pasacalles en el que participa una serpiente. Creemos, además, que uno de los principales atractivos de esta feria es la comida», explicaban Carlos y Sandra, que visitan Eivissa Medieval desde hace seis años.

María y Pepa son también muy fieles a la cita con el medievo: «Para nosotras lo mejor de esta feria es la artesanía porque aparte de comprar también puedes ver demostraciones de cómo los artesanos trabajan la piedra o hacen sus jabones, por ejemplo». Así, los puestos de fragancias naturales en flores de madera o cristal se mezclaban en el ambiente con el olor de las especias más exóticas vendidas a granel, mientras artesanos como Juan Miguel, escultor de piedra, o Francisco, tejedor de tapices en un telar de más de 90 años, se afanaban por mostrar al público los trucos de sus oficios: «Tienes que actuar con mucha precisión al pulir la piedra. Hago relojes, escudos y en este momento estoy haciendo la escultura de la diosa Tanit», afirmó Juan Miguel.

A diferencia del año pasado, la plaza de la catedral alberga en esta ocasión puestos de gastronomía y artesanía puramente ibicenca. El espirítu medieval llega mañana a su fin a las 22'00 con un espectáculo de danza oriental, que tendrá lugar en el baluarte de Santa Llúcia.

María José Real