Los responsables en las Pitiüses de las dos principales entidades financieras de capital balear, Sa Nostra y Banca March, coinciden en señalar que la primacía del turismo en la economía de Eivissa y Formentera ha permitido limitar los efectos de la crisis económica en ambas islas, si bien advierten que éste mismo sector podría hacer que los problemas económicos se agudizaran en los próximos meses.

«El no depender de los sectores que en estos momentos presentan signos de recesión, como son la construcción y la industria, es una ventaja para la economía de las Islas», reconoce Fernando Roig, director de zona de la caja de ahorros.

En éste punto coincide su homóloga en el banco de la familia March, Cristina Faura, quién añade: «Esto se ve reforzado por el hecho de que nuestra economía vaya más dirigida hacia otros sectores como el del ocio, el esparcimiento y asimilados, y por disponer de un plan urbanístico que limita plenamente el desarrollo urbanístico lo que hace que ni la demanda ni el precio de la vivienda disminuyan en estos momentos».

El carácter positivo de la evolución de la economía gracias al peso del sector vacacional y los relacionados con él puede volverse en contra de las Pitiüses dependiendo de la gravedad y el alcance del recorte de negocio esta temporada. «En mi opinión, la evolución próxima dependerá mayoritariamente de si los trabajadores han podido realizar el mínimo de seis meses que les dé derecho al subsidio de desempleo», apunta el directivo de Sa Nostra.

«Las perspectivas para este fin de ejercicio, en cuanto a la morosidad se refiere, no son muy esperanzadoras. Se espera que vaya ligeramente a peor, sobre todo en un entorno como el nuestro, en el que vienen meses en los que se reduce la actividad económica, pero esperamos que de cara a mediados de año la perspectiva sea mejor», tercia la delegada la Banca March.

Actualmente, tanto Faura como Roig reconocen que la morosidad ha ido en aumento y resulta un dato preocupante, a pesar de que se mantiene en niveles bajos en comparación con la media nacional: alrededor del 1%.

El análisis de ambos ejecutivos de la realidad económica local difiere cuando se trata el tema de las tasas de ahorro de las familias pitiusas. Para Roig, se cumple el paradigma de que «en épocas de incertidumbre, la gente tiende a disminuir el consumo y las inversiones previstas, con lo que la tasa de ahorro se incrementa».

¿Más o menos ahorro?

Por su parte, su colega le contradice y afirma que «independientemente de que el consumo se haya visto reducido por la cautela de los consumidores, la tasa de ahorro no se ha visto incrementada como hubiera sido lógico». El motivo es fácil de comprender: «La carga hipotecaria que asumen las familias es muy importante, los intereses son más elevados, los ingresos son más inestables, el incremento del paro... En definitiva, es más difícil llegar a fin de mes, lo que consume el ahorro familiar».

En el origen del 'crack del ladrillo', empresarios y muchos economistas atribuyen buena parte de la situación al «cierre del grifo» del crédito realizado por los bancos al consumidor final, algo que estos niegan.

«Sa Nostra mantiene la financiación a particulares. Lo que sí que se ha moderado es la financiación al promotor y las operaciones de crédito destinadas a la compra de suelo», defiende Roig. «La demanda ha disminuido debido a la moderación del gasto, especialmente entre particulares y familias», añade.

«Por un lado, la demanda de financiación ha bajado desde el momento en que los tipos ha ido creciendo, con lo que las cuotas hipotecarias se han casi duplicado. Esto, unido a que la falta de liquidez existente en el mercado ha hecho que existan más restricciones a la hora de la concesión de los préstamos, y en un entorno actual de crisis, no propicia el entorno más adecuado para el endeudamiento ni empresarial ni familiar», argumenta Faura.

La demanda de préstamos al consumo ha caído, según ambas entidades, si bien Faura asegura que «crecen las solicitudes de financiación para atender problemas de liquidez o refinanciación de deuda, vía tarjetas de crédito o pequeños créditos con garantía personal, todo ello para llegar a fin de mes». «En los préstamos con garantía hipotecaria hay un gran aumento de la demanda de refinanciación para adecuar la cuota a las capacidades de pago, así como una gran inquietud por pedir la revisión o reducción de las condiciones en varias entidades a la vez», añade.