Pese a que no se compran más pisos, los alquileres tampoco han subido de valor.

La crisis económica ha provocado una cadena de cierres en las inmobiliarias de Eivissa. Según cálculos de la delegación pitiusa de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API), ya son una veintena las que han dejado de ejercer su actividad.

Muchas de las que ahora han echado el cierre son las que surgieron como setas con el boom inmobiliario. «Hubo un momento en el que había inmobiliarias hasta en las barras de los bares o a través del móvil», recuerda Ramón Arnau, responsable del colegio de API en Eivissa, quien matiza que los que sí que están aguantando el tirón son los propios agentes de la propiedad inmobiliaria. «No ha cerrado ninguno y eso es una garantía más, tenemos más profesión y hemos pasado otras crisis», destaca Arnau, que calcula que en plena efervescencia del ladrillo había más de 50 empresas que prestaban servicios inmobiliarios en Eivissa.

Actualmente el mercado de compra-venta está «parado». Según Arnau, el problema principal es que los bancos y cajas no dan hipotecas. «El mercado está estancado, ahora ha terminado el verano y a la gente le preocupa más la crisis y el paro que la vivienda; la han apartado a un segundo plano», explica este experto, que cree que hasta el mes de febrero estará todo tranquilo.

Baja un 5%

Los precios también se mantienen, según Ramón Arnau, porque como mucho los propietarios están bajando un 5% y «no hay ofertas». Por eso, el delegado de los API cree que hasta que no empiecen los embargos no habrá descensos. «Todavía no se han producido porque es un proceso largo que pasa por el Juzgado, además de que los bancos no ejecutan embargos hasta que no hay muchos impagados», explicó Arnau.

Este experto considera además que estamos en una época de incertidumbre, en la que muchos todavía no saben si van a perder su empleo, algo que probablemente se desvelará en diciembre y enero, que es cuando las empresas hacen sus balances.

De todas formas, Arnau asegura que la inversión inmobiliaria todavía es atractiva, porque el valor del 'ladrillo' no bajará mucho. «Ahora mismo no hay nada en lo que invertir y la vivienda sigue siendo un valor más o menos seguro, porque la bolsa ha dejado de serlo; también es cierto que hay muchos que ahora no quieren vender porque normalmente cuando lo haces es para comprar otra cosa y muchos me dicen ¿para qué voy a vender? ¿qué hago con los millones si no se puede invertir en nada», señala Arnau.

Preguntado por si la bajada de los tipos de interés puede afectar positivamente, el delegado de los API dice que sí, pero el problema es que el euríbor ha subido. «Una cosa es lo que se dice y otra lo que pasa realmente».

Pese a todo, Arnau asegura que en Eivissa no hay tantos edificios parados como en la península por quiebra de las promotoras o constructoras.

El precio de los alquileres se está manteniendo y no ha habido más demanda pese a que hay menos compra de pisos.

«Los que se tengan que marchar de la isla dejarán sus casas de alquiler, así que más o menos se mantiene», explicó Ramón Arnau, que indicó que está ocurriendo igual que en la crisis de los años 90, cuando se mantuvo «todo igual».

Aranu destaca que lo que sí que es cierto es que hay muchas casas cerradas porque muchos propietarios tienen miedo de que los inquilinos se las destrocen y no paguen. «Muchos han comprado pisos para invertir, pero ahora no alquilan», añadió.

El sector del lujo es el que está notando menos la crisis, según Arnau, aunque también se ha percibido una cierta bajada.