La tradicional procesión recorrió la Mola bajo la atenta mirada de turistas y residentes.

No se sabe bien por qué pero las fiestas del Pilar, en la Mola siempre se convierten en un gran atractivo para los turistas tardíos, principalmente alemanes, para los ibicencos que desembarcan en la Pitiusa Menor y para los propios formenterenses que no dejan de acudir año tras año aunque el tiempo no sea favorable. Afortunadamente ayer, y tras tantas amenazas de lluvia, que en Formentera no se ha visto para nada, el día era de camiseta por el bochorno. Así se pudo desarrollar el programa de actos de forma bastante normal con la XI minimaratón entre es Caló y la Mola por el Camí de Sa Pujada; se inauguraron las exposiciones de dibujos y fotografías antiguas, previstas para la carpa de las escuelas pero debido a la bonanza se instalaron junto a la iglesia, y a continuación los actos rituales y protocolarios.

La misa solemne con la Benemérita en pleno y gran presencia de políticos, tanto del equipo de gobierno, casi al completo, como del PP -con la llegada de la presidenta balear del partido, Rosa Estaràs y otros tres diputados autonómicos procedentes de Mallorca-. Tras la misa, la procesión que abría el equipo de gobierno contó con el presidente del Consell, Jaume Ferrer, llevando el estandarte con la ayuda del conseller Bartomeu Escandell, de la Mola, y del diputado autonómico por Formentera, Pep Mayans. La última imagen en salir de la iglesia era, como es habitual en estas circunstancias la de la 'Pilarica' portada por los números de la Guardia Civil y tras ella el público asistente, que realizó una buena caminata para completar el recorrido previsto.

A continuación, el ball pagès, sin él no hay fiesta que se precie, y el convite popular, que eso tira y mucho; tras el receso de la comida se abría el mercado artesanal, en una de sus últimas jornadas por esta temporada, carreras de dirt track, animación infantil en la carpa (los integrantes del grupo pudieron llegar desde la península pese al temor de la comisión de fiestas) y a partir de las ocho de la tarde, que nunca son las ocho, comenzaba la torrada popular que daría paso a las actuaciones de dos grupos de jóvenes salidos de la isla, Project Blodd y Chimichurri, para a las nueve y media dar paso a un grupo vieja gloria de los setenta, Los Diablos precediendo a Shuarma y a la Orquesta de Noche, que debía continuar la fiesta hasta altas horas.

Finalmente no se pudieron encender los fuegos artificiales, ya que el temporal impidió que los artilugios pirotécnicos llegaran desde Valencia.

G. Romaní

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