Las Pitiüses son las islas que mejor están soportando el actual momento de incertidumbre económica y, a estas alturas del año, puede estar registrando un crecimiento económico en torno al 1,5%, «pero a final de año es muy posible que el aumento de la riqueza se quede ligeramente por encima del 1%», aseguró ayer Antoni Riera, director del Centre de Recerca Económica (CRE), quien presentó en Eivissa el 'Informe Económico y Social de Balears'.
«La situación no es de crisis aunque sí de clara desaceleración y es muy posible que los peores registros se den ya entrado el año 2009», añadió el máximo responsable de la entidad patrocinada por Sa Nostra y la Universitat de ses Illes Balears. «Estamos en una crisis con una pérdida progresiva de puntos de crecimiento, una tendencia que se mantendrá en los próximos meses antes de iniciar la recuperación», explicó Riera, quien no concretó si en sus perspectivas de desarrollo económico el final de las dificultades podría llegar a finales del año próximo, tal y como han apuntado otros analistas.
Cambio de modelo
El actual sistema de un quasi monocultivo económico centrado en la actividad turística, con una progresión importante en los últimos años de la construcción, ha permitido que las Pitiüses «el mercado laboral ha presentado el mejor comportamiento de Balears, con la mayor afiliación a la Seguridad Social y el menor incremento del paro».
Pero a pesar de esta relativamente buena situación (que permitió que la riqueza generada el año pasado sin tener en cuenta la agricultura llegara a lo 2.388 millones), «es preciso un cambio de modelo económico ya que el actual está agotado», apuntó.
El actual sistema se basa en un uso intensivo de mucha mano de obra y consumo de territorio. Este modelo en los últimos años se ha mostrado poco eficiente de forma que mientras la población ha crecido un 17,5% entre el 2000 y el 2007, el Producto Interior Bruto (PIB) ha crecido un 8,8%.
«La asignatura pendiente de la economía es la pérdida de riqueza relativa. En términos absolutos se han generado muchos ingresos, pero el PIB per capita ha descendido». Éste indicador ha mostrado un incremento negativo desde 2003 (-4%) hasta el pasado ejercicio (-0,8%), con sólo la excepción de un repunte de unas décimas en 2004.
De hecho, la renta per cápita ha pasado de estar un 23,5% por encima de la media nacional en 1997 a situarse en el 7,9% el pasado año. Al mismo tiempo, la productividad caía un 0,7%.
Riera explicó que en las Pitiüses «tenemos un problema de productividad, es decir, respecto al valor añadido que genera el trabajo de cada empleado. Ese problema de eficiencia tiene sus consecuencias en el PIB per capita que no puede seguir creciendo por la vía de la mano de obra».
En su opinión, la respuesta debe llegar «con la diversificación económica, invirtiendo en los sectores quinarios (las actividades de servicios ligadas a la investigación, ocio, cultura, etc), cuaternarios (actividades auxiliares como bancos, transporte o inmobiliarias) y las tecnologías de la información y la comunicación». «Al mismo tiempo, hay que invertir menos en la construcción», añadió.
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