En la fiesta del fin del ayuno, los musulmanes comen todo tipo de dulces y aperitivos salados. Fotos: MARCO TORRES

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ulces elaborados con frutos secos (principalmente almendras) mini pizzas, empanadillas de carne y atún y vasos de té para acompañar los deliciosos manjares marroquíes son algunos de los platos que se sirvieron ayer en casa de Abdelhak Diki, portavoz y tesorero del Centro Cultural Islámico de Eivissa, que se reunió con su mujer, sus hijos y sus cuñados para celebrar el fin del mes del ayuno musulmán, más conocido como Ramadán. «Para esta fiesta tan especial, las personas que pueden estrenan ropa y los que no por lo menos la lucen limpia», explicó el portavoz del Centro Cultural Islámico. En este sentido, la fiesta de final del ayuno (en árabe Id al Fitr) es una reunión de hermandad: «en la que tenemos que estar juntos y ayudarnos entre nosotros», puntualiza Diki. Este sentimiento de ayuda y asociación está más patente que nunca días antes de la gran fiesta de fin del ayuno con un tipo de renta, concretamente cinco euros, que el padre de la familia tiene que pagar a todos los que viven en su casa con tal de destinar el total recaudado a las personas pobres, enfermas, mujeres viudas o divorciadas, por ejemplo.

Diki, sus tres cuñados (Samir, Anuar y Munir), sus hijos (Ibrahim y Tarik) y su esposa Fátima disfrutaron durante la mañana de ayer de un suculento almuerzo con el que clausuraron este mes de ayuno. En el mundo musulmán, las mujeres se encargan de preparar la comida del mes de Ramadán y la posterior fiesta del fin del ayuno. En la casa de Diki, Fátima fue la encargada de preparar los breuat, knanet, chacheya, mleouza y diferentes dulces de miel: «Como es mucho trabajo, a veces nos reunimos varias mujeres para tenerlo todo a punto».

Dentro de dos meses se celebrará la Fiesta del Cordero, conocida también como la fiesta grande Aid el Kebir, la celebración más importante del calendario lunar musulmán. En esta celebración se conmemora que el profeta Abraham recibió la orden de sacrificar un cordero en lugar de a su propio hijo. Por este motivo, esta fiesta se conoce como la del cordero.

María José Real