BÀRBARA MUNAR

«Amado hijo, el día que esté viejo y no sea el mismo ten paciencia y compréndeme. Cuando derrame comida sobre mi camisa y olvide como atarme los zapatos, ten paciencia. Recuerda las horas que pasé enseñándote las mismas cosas. Si cuando conversas conmigo, repito las mismas palabras y sabes de sobra como termina, no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeño para que te durmieras tuve que leerte miles de veces el mismo cuento hasta que cerraras los ojitos».

La residencia de Cas Serres celebró ayer por sexto año, el día mundial del alzheimer que este año se conmemora a nivel internacional el domingo y una de las actividades que se organizaron en la residencia fue la lectura de relatos familiares en los que, según la directora del centro, María José Marí Figuerola, «se da una visión desde el punto de los sentimientos». Unas cartas y experiencias en las que los familiares expresan lo que han «encontrado y lo que han perdido con esta enfermedad». Marí explicó que el alzheimer es una enfermedad que afecta a toda la familia y a la que todos los miembros del núcleo familiar «se deben adaptar». «Cambia el ritmo y la libertad de movimiento, pero también se recupera el contacto y los sentimientos que antes con el ritmo de la vida cotidiana se habían perdido». Todos estos sentimientos, se reflejaron ayer en las lecturas que fueron a cargo de la periodista Marta Torres.

Durante la jornada que empezó a las ocho de la mañana, se celebró un desayuno con los familiares y hubo una actuación de tango. La día festivo continuó con una exposición, actuaciones musicales y una mesa redonda en la que se dieron pautas y consejos a los familiares. Unas recomendaciones que se resumen en una rutina, un ritmo tranquilo y paciencia, mucha paciencia.

El centro de día de Cas Serres atiende a 20 enfermos de alzheimer en estado inicial o medio. Pero hay otros cuarenta más que se encuentran en la unidad de psicogeriatría. son enfermos que se encuentran en niveles más avanzados. Estos enfermos en las últimas fase de la enfermedad, en las unidades de paliativos para «darles el máximo confort al final de su vida», explicó Marí.