Alicia ante las verduras frescas ecológicas que se pueden comprar en S'Hortet Verd, su tienda ecológica en Sant Jordi. Foto: MARCO TORRES

Las frutas y verduras frescas que han crecido en las fincas ecológicas, después son adquiridas en diferentes puntos de distribución que se reparten por la isla. Cada vez más consumidores se preocupan por cómo son cultivadas las verduras y frutas con que se alimentan. «Somos lo que comemos», es la frase más repetida entre los consumidores de productos ecológicos o biológicos. Suelen ser personas preocupadas por su alimentación y por las consecuencias que esto tiene en el medio ambiente. En ocasiones es complicado diferenciar el productor del consumidor, ya que muchas veces la inquietud por cultivar algunos productos en huertos particulares lleva a querer dar salida a dichas verduras y hortalizas para que no desperdicien. Es el caso de Susana o de Alicia, ambas tienen tiendas que venden productos frescos y ecológicos y sus negocios nacieron como una inquietud personal.

Susana montó en el Mercat Vell de Vila la primera tienda de Eivissa que vende, entre otros cosas, verduras ecológicas, muchas de ellas proceden de Can Parades. «Tenía un pequeño huerto ecológico y quería darle a mis productos salida. Así fue como monté Sa Fruitera», explica. Ahora ha tenido un bebé y no duda en que su alimentación será «totalmente ecológica», afirmó. Además, está realmente concienciada y usa pañales ecológicos y otros productos para el periódo de lactancia. «Ahorro dinero y energía y además no contamino como si comprara pañales convencionales», explica.

En el caso de Alicia, ha montado el primer supermercado ecológico de Eivissa, S'Hortet Verd situado en Sant Jordi. «Nació de las carencias que teníamos mi marido y yo cuando ibamos a compar, por eso hay fruta y verdura ecológica, productos envasados y también comida biológica para llevar, además de un parque infantil», explica. Sus dos hijos de siete años también son consumidores de productos 'eco'. «No padecen las tipicas enfermedades de los niños como gripes y alergias y pienso que está relacionado directamente con su alimentación», afirma.

En cuanto a los precios de estos productos no hay duda, son algo más caros, pero «merece la pena», comentan los consumidores ecológicos. «Prefiero comerme una manzana biológica que cinco convencionales», afirma Susana. En este sentido Rosalina Marí, tesorera de la asociación de productores ecológicos de Eivissa, explica: «Estos productos no son más caros, debemos hacer cuentas a largo plazo no en cada compra», explica. Además sostiene como muchos nutricionistas que «si comes 'eco' comes menos cantidad ya que te aportan más nutrientes que las verduras y hortalizas convencionales», explica. Ella también tiene un huerto ecológico en su casa y asegura «que la seguridad de los productos ecológicos es enorme, sabes que no comes transgénicos ni vas a ingenirir pesticidas», afirma. La asociación la integran tanto consumidores como productores e incluso distribuidores de productos verdes y tienen como objetivo concienciar en el consumo local y mejorar la distribución.

Además de tiendas, también están surgiendo algunos restaurantes que utilizan en sus recetas el cien por cien de verduras ecológicas. Es el caso de Parawdiso situada en Santa Gertrudis, cuya carta se elabora intregramente con alimentos ecológicos. «Todo es biólógico y además el 80 por ciento de la comida que hacemos no está cocinada», explica Andrés, chef de este restaurante. Los propietarios han creado una carta de comida cruda y ecológica lo que «aporta al organismo muchos más nutrientes que si cocinas lo que comes. En lo que más se nota es en su sabor pero también es cuestión de salud», explica Andrés.

Ya sea directamente en el huerto donde se cultivan, o en algunas de las tiendas y también cuando van a cenar a un restaurante, ahora los consumidores verdes de Eivissa pueden comer sano, sabroso y ecológico. Natalia Salazar