VANESSA DÍAZ

«Por lo general, los niveles de contaminación en las especies marinas analizadas son bajos; es más, parece que se han adaptado a ella fisiológicamente. Pese a ello, existen diferencias entre unas especies y otras». Ésa es una de las conclusiones que Antoni Box y Salud Deudero, investigadores del laboratorio de Biología Marina de la UIB, han extraído de sus investigaciones referentes al estado de varios organismos marinos tras el vertido del Don Pedro.

Ambos intervinieron ayer, junto a María Soledad Torres, directora insular de Politica Medioambiental, y Patricia Arbona, directora general de Pesca, en la conferencia organizada en el Consell Insular d'Eivissa para abordar la situación y las consecuencias derivadas del hundimiento del buque en aguas ibicencas.

Los estudios llevados a cabo por los dos investigadores de la UIB, han ido encaminados a «obtener datos sobre las concentraciones de hidrocarburos en especies concretas y a analizar sus actividades encimáticas, es decir, la respuesta fisiológica de éstas a los hidrocarburos o a alguna fuente de contaminación», explicó Deudero.

La investigadora y profesora de la UIB quiso recalcar lo importante que resulta efectuar un seguimiento periódico de la situación puesto que «a medida que pasa el tiempo se producen variaciones en las especies debido a que cada organismo responde de manera diferente a las agresiones externas». Asimismo, Deudero señaló la necesidad de que los habitáculos costeros cuenten con planes de gestión del medio marino adecuados ya que «son puntos de una alta vulnerabilidad».

Por último, al no ir sus estudios orientadas en ese sentido, los investigadores rehusaron referirse al tema del reflotamiento del pecio, que actualmente permanece en el fondo del puerto a la espera de que se tome alguna decisión sobre su futuro.

Los resultados presentados ayer durante la conferencia provienen de cuatro campañas de muestreo que se elaboraron periódicamente tras el vertido.

La patela, el erizo, la nacra, y el mejillón fueron las especies analizadas en tres zonas concretas: Talamanca y el islote de la Esponja, expuestos directamente al vertido, y el islote de l'Espardell, en Formentera, que no se vió afectado por él.

Tras la recogida de los organismos citados los investigadores realizaron dos tipos de analíticas: una orientada a la determinación de proteínas para ver la respuesta fisiológica de las especies y otra destinada a la determinación de los contaminantes de hidrocarburos en ellas.