SARA YTURRIAGA

La empresa Semar (Serveis Maritims Port d'Eivissa), nueva concesionaria del que hasta ahora se conocía como puerto deportivo de Ibiza Nueva y que ya cuenta con un nuevo nombre, Marina Ibiza, iniciará en octubre una reforma integral que variará tanto la estructura marítima como la actual oferta de servicios del puerto deportivo de Eivissa.

El proyecto se ha hecho público esta misma semana y en sólo dos días medio centenar de personas ya se han acercado hasta la oficina de información instalada junto a los locales comerciales. Según explicó a este periódico el gerente de Marina Ibiza, Daniel Marí, la primera fase de las obras -previstas entre octubre y mayo- se centrará en la dársena sur, donde se sitúan los locales comerciales y la discoteca El Divino. El proyecto prevé que a estos muelles, donde actualmente amarran embarcaciones de hasta 40 metros de eslora, puedan acceder en el futuro barcos de entre 18 y 55 metros. Para conseguirlo se reducirá el número de pantalanes de cinco a dos y se reservarán más de 80 amarres para uso exclusivo de las grandes esloras, mientras que los barcos de hasta 15 metros se trasladarán a la dársena norte. «Nadie se va a quedar fuera, que no se preocupen, todos los pequeños barcos tendrán su espacio en la otra dársena», asegura Juan Carlos Rodríguez-Toubes, representante de Trapsa Yates, uno de los socios de Semar. Asimismo y para que los grandes barcos puedan maniobrar sin problemas se ampliará la bocana de la dársena.

La norte -situada frente a la Casa del Mar- se reformará en una segunda fase, a partir de octubre de 2009. Los actuales amarres para barcos de 20 metros se adaptarán para acoger a las pequeñas embarcaciones y se instalarán dos nuevos pantalanes. «Pero además construiremos una marina seca, estanquerías donde los barcos serán transportados por un toro y serán endulzados a diario», explica el gerente. En total, en la marina seca se almacenarán 90 embarcaciones de un máximo de nueve metros. El número de amarres de Marina Ibiza, después de la reforma, será similar al actual, con cabida para 530 embarcaciones.

Los responsables de Semar negocian actualmente con las constructoras unas obras que tendrán un coste aproximado de 32 millones de euros.

Aunque el grueso de las obras se ejecutará a partir de octubre, ya hay cambios evidentes. Se han instalado 16 cámaras de seguridad, se ha restringido el acceso instalando una barrera en la entrada de la dársena sur, se han cambiado los surtidores de gasolina y se ha incrementado la plantilla de marineros. «Y contamos con cuatro nuevos amarres para barcos de 40 metros y tres para 30 metros en la dársena norte», enumera el gerente, Daniel Marí. El proyecto ampliará los cantiles, lo que reducirá el espejo de aguas pero permitirá el acceso de vehículos y peatones a toda la marina e instalar un nuevo circuito de luz y agua, servicio de aspiración de aguas negras y conexión de TV, teléfono e Internet para cada barco. Además, los depósitos de combustible se trasladarán a las bocanas de cada dársena y los grandes barcos podrán repostar desde su amarre. Semar también ha incrementado los precios de los amarres, una subida criticada por los amarristas y que ellos achacan al aumento de la cuota que paga la empresa.