La aplicación de la ordenanza aprobada por el Ayuntamiento de Sant Josep, que limita el horario de apertura y cierre de discotecas, resturantes o cafés entre otros establecimientos, ha provocado cambios en zonas como la de Platja d'en Bossa, sobre la cual hace tan sólo unas semanas agentes del cuerpo de policía aseguraban que ésta era ahora un lugar mucho más tranquilo.
No obstante, dichas declaraciones chocan con las efectuadas por algunos de los comerciantes que allí trabajan, los cuales opinan que, lejos de favorecer un mayor control de la zona, están provocando pérdidas en sus negocios. Así lo explicaba Lorena Sánchez, encargada de una de las tiendas emplazadas en la carretera de Platja d'en Bossa, donde se encuentran Bora Bora y Space, quien comentaba haber registrado una notable bajada en sus ventas desde la entrada en vigor de la norma.
Esto es algo que también ha afectado a Carlos Alberto Foroni, encargado de un supermercado ubicado en la misma avenida, que asegura haber visto reducido su número de clientes a la mitad, cosa que «ha provocado que debamos disminuir el personal contratado», explicaba.
Resulta evidente el hecho de que la aplicación de dicha ordenanza afecta en mayor medida a aquellos comercios próximos a los locales de fiesta. Esto es algo que Silvia Sánchez, dependienta de uno de los supermercados ubicados en la calle de la Murta, donde se encuentran la bolera y la mayoría de los souvenires de la zona, tiene claro: «Aquí no lo hemos notado tanto como en la otra zona, supongo que allí tendrán más problemas», apuntaba.
En cuanto a la supuesta calma que reina en Platja d'en Bossa desde que la ordenanza entró en funcionamiento no todos opinan lo mismo.
Salvatore de Matteis trabaja en uno de los cafés restaurante del lugar y, a su parecer, la norma ocasiona un problema antes inexistente: «Ahora las discotecas cierran a las seis de la mañana y nosotros abrimos a las ocho. La gente que sale de ellas permanece armando jaleo por la calle durante esas dos horas. Querían limpiar las calles pero esto es mucho peor».
Por su parte, Cristina Bernal, una vecina de Platja d'en Bossa, asegura estar encantada con la nueva coyuntura del lugar: «Algo así tendría que haberse aplicado antes. Ahora la zona es mucho más tranquila, se vive mejor», comentaba. Sin embargo, para Pepi González la situación sigue siendo la misma: «Vivo aquí desde hace muchos años y existen los mismos problemas que antes». Pepi, que además trabaja en uno de los supermercados del barrio, asegura no haber notado cambios en cuanto a la afluencia de clientes que regentan el establecimiento.
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