La profesora muestra uno de los trabajos. Una de las alumnas muy concentrada mientras pinta con cuidado su creación. Fotos: IRENE G. RUIZ

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ace algo más de 15 años, Paquita Aranda decidió impartir las clases de artesanía que tan conocida la hicieron en diferentes lugares de Madrid, su lugar de procedencia, en el local de la Cooperativa Agrícola de Santa Eulària. «Por circunstancias personales, mi marido y yo decidimos cambiar de vida; dejar lo que teníamos en Madrid y empezar de nuevo aquí, en Eivissa. Nos compramos un piso en Santa Eulària, conocí a una chica del ayuntamiento y le comenté lo de mis clases. Y así empezó todo», explica Paquita con mucha emoción. El concepto de clases que imparte esta maestra artesana se aleja de la enseñanza tradicional, pues para ella la palabra mal no existe: «Todas las mujeres acuden aquí con mucha ilusión y no voy a ser yo quien se la quite por decirles que algo no debería tener ese color o ese acabado. Por ello nunca les digo 'esto está mal'». Durante algo más de dos horas de los martes, miércoles y jueves, las 15 alumnas aprenden diferentes técnicas para crear, por ejemplo, nacimientos de Navidad, banquetas, muñecas de papel maché, sillas o cualquier cosa que tengan ganas de hacer. A pesar de todas sus alumnas, las clases de Paquita llegaron ayer a su fin: «Se lo pasan muy bien aquí; si por ellas fuera estaríamos aquí más días y más horas». Quizá buena parte de su éxito radique en la gratuidad de las sesiones: «Sólo deben aportar lo que me cuesta el material; a pesar de los años a la gente aún le cuesta creer que las clases son gratis».

Este taller de artesanía y restauración comienza de nuevo en septiembre y, por el momento, se mantienen los días: martes, miércoles y jueves. María José Real