Luigi Cabrini, de la OMT, la alcaldesa de Vila, Lurdes Costa, y Kestin Manz, de la Unesco, presentaron ayer el congreso en Can Ventosa.

El sector turístico es un importante contribuyente al cambio climático, con una aportación en torno al cinco por ciento de las emisiones de gases invernadero, pero al mismo tiempo «es una de las víctimas más sensibles al cambio climático» por lo que las regiones que tienen en este tipo de negocio una actividad fundamental «deben concentrarse en adaptarse al cambio, al mismo tiempo que deben buscar la reducción de la emisión de contaminantes».

De esta forma se expresó ayer el director de Desarrollo Sostenible de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Luigi Cabrini, en la inauguración en Vila del Congreso Internacional 'Patrimonio de la Humanidad, Turismo y Cambio Climático', que tendrá lugar en la ciudad hasta mañana.

La lucha contra la alteración mundial del clima «debe ira acompañada de una lucha contra la pobreza», recordó Cabrini, quien destacó la importancia del turismo para el desarrollo de las zonas más desfavorecidas. Además, resaltó cómo este sector aumentará su relevancia en el contexto de la economía mundial ya que se prevé que en 2020 haya 1.600 millones de movimientos turistas al año cuando el pasado ejercicio sólo se registraron 920.

El miembro de la OMT participó junto a la alcaldesa Lurdes Costa y la representante del Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco Kestin Manz, participaron ayer por la tarde en la presentación del congreso, cuya primera ponencia corrió a cargo del profesor de Oxford sobre el Medio Ambiente, Murray Simpson.

El catedrático expuso que en 2100 la temperatura global de la tierra puede subir entre 1'8 y 6'4 grados centígrados.

Esta circunstancia supondrá un alto riesgo de que zonas como las Pitiüses sufran estaciones con cambios más acusados, escasez de agua, incremento del nivel, aparición de nuevas enfermedades y una pérdida de biodiversidad, tanto terrestre como marina.

Los propietarios de licencias de taxi de la ciudad de Eivissa querían aprovechar la inauguración del congreso de ayer para demostrar una vez más su malestar por la decisión del Consell sobre las licencias temporales y que el Ayuntamiento de Vila no rechazara pedir estos permisos, como sí hicieron otros Consistorios. Finalmente, menos de diez taxistas acudieron a la concentración.