Con el barril de petróleo en máximos históricos de 109 dólares el barril (92,5 euros), las perspectivas de que el gasóleo baje son escasas, un panorama que a los pescadores pitiusos les llena de inquietud y que podría llegar a suponer que algunos patrones decidan dejar amarrados sus barcos al no poder cubrir costes. Así lo aseguró ayer Antoni Riera, vicepresidentes de la Federación Balear de Cofradías y máximo representante de la agrupación de Sant Antoni.

«De momento, aquí todavía aguantamos porque nos amoldamos e intentamos trabajar lo necesario, no realizamos el cien por cien de las horas pero ya estamos en una situación preocupante que, para algunas empresas, empieza a ser crítica. Aguantamos pero, como siga subiendo el gasóleo, los empresarios tendrán que hacer cuentas y es posible que a algunos no les resulte rentable salir a pescar», explicó ayer Riera.

El combustible supone para los armadores de los pesqueros el 70 por ciento de los gastos totales por lo que las subidas experimentadas en los últimos meses (se ha pasado de cerca de medio euro a primeros de año hasta los 70 céntimos por litro actuales) suponen una carga excesiva para empresas que, según el tipo de embarcación, pueden consumir entre 250 y 600 litros de gasóleo para salir a faenar, es decir, entre 175 y 420 euros de coste.

«La única forma de compensar es hacer menos horas porque tampoco te puedes plantear incrementar el precio demasiado por que corres el riesgo de quedarte con la carga en las bodegas», asegura el vicepresidente de las cofradías.

El sector pesquero es una de las ramas de actividad que se beneficia de un gasóleo bonificado, con tipos impositivos reducidos. «Hay que reconocer que, en ese sentido, somos unos privilegiados», reconoce Riera.

Pero este combustible abaratado no es suficiente y los profesionales del sector esperan que el Ministerio de Pesca disponga algún otro tipo de ayuda.

«Cuando se forme el nuevo Gobierno nos han dicho que se tomarían medidas urgentes, lo que ocurre es que Bruselas no deja que haya subvenciones directas. Supongo que serán cosas como los créditos blandos, sin interés o con tipos muy bajos, pero no dejan de ser préstamos que hay que devolver y que sólo aplazan el problema», añadió.

A finales de octubre de 2005 buena parte de las cofradías de pescadores de toda España decidieron bloquear los puertos como medida de protesta para reclamar al Gobierno medidas que frenaran o paliaran el aumento del precio del gasóleo, que en aquel momento estaba rozando los 40 céntimos el litro.

Tras varios días con las bocanas cerradas por los pesqueros (los principales puertos de conexión con la Península estaban bloqueados, lo que provocó algunos problemas de abastecimiento en las Pitiüses), el Gobierno accedió a conceder una ayuda de 9,5 céntimos por litro de combustible consumido aquel año.

«Hasta ahora no hemos cobrado nada, todavía estamos esperando. Dicen que podrían empezar a pagar en breve, pero no sabemos cuando puede ser», aseguró ayer Antoni Riera.