Así lo señaló ayer el director del Centre de Recerca Económica (CRE), Antoni Riera, durante la presentación de los datos económicos de Eivissa y Formentera del último trimestre de 2007. «El sector turístico parece que podrá aguantar la situación actual dentro del contexto de incertidumbre económica en todo el mundo», afirmó.

«Aunque este factor está descontado en las previsiones de crecimiento, habrá que tener en cuenta la evolución económica de los países que son nuestros principales clientes en el sector turístico. Por ejemplo, no tenemos datos concretos sobre Balears, pero todos los indicadores apuntan a que se ha reducido la emisión de turistas desde Gran Bretaña con destino a cualquier país debido a la falta de confianza de las economías familiares», matizó. De mantenerse, el bajo tipo de cambio de la libra también contribuirá a frenar la salida de los británicos con destino a países de la 'zona euro'.

Esta puntualización es especialmente importante si se considera que Reino Unido fue el principal cliente de la industria turísta pitiusa durante 2007, con casi 650.000 visitantes, lo que supone un incremento del 9'6 por ciento respecto a 2006. En total, se registraron 1'91 millones de turistas, de los que 1'34 millones fueron extranjeros.

Durante el pasado año se registró un aumento de la estancia media del 9'9 por ciento hasta alcanzar los 6'6 días. Al mismo tiempo también se registraba un alza de los ingresos turísticos.

A pesar de la incertidumbre, los responsables del CRE consideran factible que, gracias a la «inercia» de la economía pitiusa y los niveles positivos de aumento del turismo, 2008 se cierre con una tasa de crecimiento del Producto Interior Bruto del 2'3 por ciento, cuatro décimas menos que el pasado año, ejercicio en el que la economía el archipiélago «toco techo» dentro de la fase expansiva vivida por el tirón de la construcción.

Este sector mostró un descenso en su actividad en 2007, patente en la destrucción de empleo. El número de parados creció un 44'8 por ciento el pasado ejercicio, mientras que las contrataciones también cayeron (-1'2 por ciento). El número de viviendas visadas también cayó un 5'1 por ciento. A pesar de estos datos, el ritmo de actividad «sigue siendo notable», como demuestra el aumento de la demanda de algunos factores productivos como la energía eléctrica.

El consumo privado pierde empuje, como lo demuestra la caída en la matriculación de vehículos durante el último trimestre (un -2'4 por ciento respecto a un aumento del 13'2 entre julio y septiembre), así como en la contratación de hipotecas. Los motivos, según el informe del CRE, son los mismos que en el conjunto de España: el aumento de los precios, menos dinamismo del mercado laboral, un excesivo endeudamiento y una menor confianza de los consumidores en la marcha de la economía.