La mañana empezó pronto. A las 09'00 horas, los alumnos recién llegados de los institutos Sant Agustí y Algarb subían a sus autobuses y empezaban el recorrido por algunas de las instalaciones más importantes del municipio de Sant Josep. Los primeros visitaron las oficinas municipales de cala de Bou, para después pasar al centro de Sant Agustí y la piscina de Sant Josep. Los alumnos del Algarb vieron el polideportivo de Sant Jordi y también la piscina. A mediodía ambos grupos llegaron al ayuntamiento de la localidad para ser recibidos por el alcalde, Josep Marí Ribas, y la concejala de Benestar Social, Pilar Ferrer. «La obligación de las administraciones públicas es que os sintáis cómodos para integraros», afirmó el alcalde. Al acabar su intervención, hecha en catalán, preguntó si lo habían entendido todo. «Yo sólo algunas palabras», destacó una de las alumnas. Poco después, el alcalde y las educadoras sociales del consistorio repartieron unas carpetas con información en la lengua de cada alumno y catalán: «La idea es que conozcan todos los servicios municipales; les entregamos la carpeta con información útil sobre cómo renovar el DNI o el pasaporte», explicó Belén García, educadora social del ayuntamiento.

Tras esta bienvenida oficial, los alumnos y alumnas pasaron a probar productos típicos de la isla, como el flaó, las orelletes o los bunyols. «¿Esto qué es?», preguntaba una de las alumnas a su profesora mientras ésta le intentaba explicar de qué estaba hecha la enseimada con chocolate. Una vez con el estómago lleno, la visita por Sant Josep continuó en la Policía Local, donde Rafel Planells les explicó lo que había en el retén. «¿Cuándo nos vas a enseñar las armas?», preguntaba un alumno entre risas de sus compañeros. Rafel, gran conocedor del humor adolescente gracias a su experiencia en las clases de educación vial, les explicó que los policías no «andan a tiros como en las películas».

La visita acabó y los niños regresaron al autobús que les había llevado a conocer en profundidad el municipio que ahora es su casa.
María José Real