El consejero delegado de la Federación Empresarial Balear de Transportes (FEBT), José Payeras, aseguró ayer estar «sorprendido» por el paro indefinido de los taxistas, ya que, según explicó, después de hacer las primeras gestiones en nombre de las agrupaciones de la isla, los titulares se «desligaron» de la federación. «Nosotros hablamos en su momento con el Consell y le dijimos que las licencias, 50% era posible que lo admitieran pero que a los dos años tenían que desaparecer», aseguró Payeras tras la reunión que mantuvo ayer por la mañana con el conseller de Mobilitat, Albert Prats. «Lo que no puede ser es que, si piden una cosa, se les concede, y luego cambian de parecer y hacen otra, sin comunicar nada a la federación de transportes ni a la Caeb», indicó Payeras, que destacó que la federación tiene en la actualidad más de 140 taxistas afiliados de la isla.

Por otro lado, los asalariados expresaron ayer de nuevo su postura. «Sé que se han pedido bastantes licencias de todos los municipios», aseguró el portavoz de los taxistas asalariados, Alejandro Cardel, quien confía en que no sólo se alcanzarán las 68 solicitudes de licencias temporales sino «que se superarán». «Hay muchos conductores trabajando, cada taxi tiene chófer, e incluso, hay taxis que tienen dos», indicó Cardel. «Pero no sólo nosotros, también los dueños, hacen huelga, pero las están pidiendo», agregó el portavoz con respecto a las otras 68 solicitudes a las que tienen derecho los titulares.

Cardel aseguró también «que está habiendo mucha presión por parte de los titulares hacia los asalariados». «No nos dejan trabajar, ha habido algún incidente pequeñito, como cuatro golpes en un coche, pero los ha habido», señaló.

Además, el portavoz indicó que hay propietarios de vehículos que no están de acuerdo con la huelga indefinida y que dejan trabajar a sus asalariados, pero que éstos se ven imposibilitados por las presiones. «La presión viene por dos vías: una, el dueño directamente a su asalariado, y otra, la propia asociación que presiona al chófer que encuentra por la calle para que no trabaje».

Cardel explicó que estas presiones se desarrollan mediante «piquetes en las paradas de taxis y en el aeropuerto». «Se nos está privando el derecho a trabajar y, de hecho, no nos están pagando», denunció el portavoz de los asalariados.