Zoila Manso, una de las tres residentes, asiste al nacimiento de Noor, uno de los momentos más emocionantes de su formación.

Estoy muy contenta porque he hecho muchas cosas en este parto», cuenta Zoila Manso, una residente de Enfermería y especialista en Ginecología y Obstreticia del hospital Can Misses que hace unos días vio nacer a Noor, una niña que pesó 3 kilos y medio. «El bebé tenía 38 semanas y había un riesgo de crecimiento intrauterino retardado [a grandes rasgos, la placenta deja de funcionar al cien por cien y se para el crecimiento del bebé], por lo que tuvimos que inducir el parto», explica Pilar Martínez, una mujer que trabaja de matrona en este hospital desde hace 40 años. «El bebé tiene los ojos abiertos justo al nacer porque las dos primeras horas están muy reactivos; están descubriendo el mundo, escuchan muchos más sonidos, tienen hambre y buscan el sustento; las siguientes 12 horas se las pasan durmiendo», afirma Cristina Jorge, otra residente de esta especialidad. «La mamá se queda bajo vigilancia durante una hora más o menos para ver que el útero se ha contraído, que ya no sangra; en definitiva, que no hay problemas de ningún tipo», cuenta Zara Beúnza, la tercera residente de esta rama.

Estas tres chicas llegaron el pasado mes de mayo a la isla para ser la primera promoción que se prepara en Can Misses para conseguir el título de matronas. «Personalmente creo que todos los comienzos son duros, pero poco a poco ganas confianza y seguridad en ti misma y las cosas van avanzando», explica Zara, que tiene su lugar de origen en Zaragoza, mientras que Cristina proviene de Bilbao y Zoila de Burgos. ¿Por qué escogieron Eivissa para formarse como matronas? «Una vez pasado el examen, que es muy duro porque resumen en 100 preguntas tres años de carrera de Enfermería, y en función de la nota y de otros parámetros puedes elegir los destinos; de entre las opciones disponibles elegí Eivissa porque me parecía la más atractiva», cuenta Cristina. Y Zoila añade: «Cuando decimos que estamos haciendo la residencia en Eivissa automáticamente lo asocian a las discotecas, pero luego les explicamos que no es así».

Estas tres chicas reparten su tiempo entre las prácticas, las clases teóricas que reciben en Mallorca, los exámenes y los trabajos que tienen que hacer. «Nuestro día a día en el hospital consiste en tener alerta los cinco sentidos para no perder detalle de nada de lo que ocurre; rotamos por diferentes unidades, como Maternidad, Neonatos, Paritorio o Consultas, por ejemplo», explica Cristina.

Compaginar tareas
Según cuentan, complementar el trabajo en el hospital con las clases es complicado: «Con planificación todo se consigue; compartimos piso y muchas veces ni nos vemos porque tenemos horarios diferentes por las rotaciones; es difícil quedar para los trabajos, aunque vivamos juntas», afirma Zoila. Cristina explica que todo el trabajo compensa, por muy cansado que les resulte: «Vamos a trabajar en la profesión más bonita que existe; hasta ahora trabajábamos con pacientes, con enfermedades y ahora trabajamos con mamás y con ayudar a venir a alguien al mundo; es precioso». Zara, por su parte, comparte la opinión de su amiga: «Es un trabajo muy gratificante; la verdad es que cada día me gusta más».

El próximo mes de mayo llegan los nuevos residentes de esta especialidad a Can Misses. «Nos ha tocado romper el hielo al ser la primer promoción, pero estamos muy orgullosas. Somos las hermanas mayores que abren camino a las pequeñas», cuenta Zoila.

El año que viene Zoila, Cristina y Zara acaban sus estudios y obtendrán su título de matronas. ¿Dónde se quieren quedar a trabajar? Esta pregunta es una de las que más oyen en su día a día en Can Misses. «La verdad es que no lo sabemos; ya conocemos cómo se trabaja aquí, pero no podemos decir dónde estaremos el año que viene», cuenta Cristina. «Aquí hay lugar para la formación real de los estudiantes porque al ser un hospital pequeño hacen cosas desde el primer día; en un sitio más grande no hubieran hecho tanto. Somos una pequeña familia porque en el paritorio estamos en una burbuja diferente al resto del hospital», explica Pilar Martínez. Y añade: «Nos gustaría que se quedaran porque nos da mucha pena pensar que quieran regresar a sus casas, pero la tendencia cuando se viene de fuera es ésa. Durante las guardias tenemos mucho tiempo para hablar y conocernos». Por el momento, estas tres chicas aprobaron los exámenes de enero con sobresaliente y continúan con su trabajo en el hospital del que destacan la amabilidad y buen trato de muchos de sus compañeros: «Sin su ayuda nos hubiera costado mucho más», afirman las tres. l María José Real