El mercadillo de objetos de segunda mano que cada sábado se instala en el Jardí de ses Eres de Formentera se ha hecho un hueco importante dentro de las actividades cotidianas de los residentes de la isla en invierno y de los visitantes en cualquier época del año.

De claro origen noreuropeo, el mercadillo que lleva alrededor de dos años de existencia presenta un variable número de puestos de venta que en su mayor parte están llevados por alemanes, algún suizo, alguna persona de nacionalidad británica y algunos españoles, pocos, así como una lugareña que se dedica a tejer gorros y otras prendas con lana según la antigua usanza. Peter, suizo, uno de los organizadores del mercadillo junto a Petra, alemana, señalan que la idea en sí del mercadillo semanal ya lleva muchos años en la isla pero que por distintas circunstancias no tuvo la continuidad actual. En este sentido estuvo en Sant Ferran, en es Pujols, esporádicamente en Cala Saona hasta que hace un par de años el Ayuntamiento concedió el permiso para que se instalaran en el jardí de ses Eres. Como señala Petra: : «El hecho de que el espacio ya cuente con unos muros forrados de baldosas de mármol facilita nuestro trabajo ya que no hemos de montar mesas o cabelletes pues los propios muros o el suelo nos sirven perfectamente para exponer nuestros objetos». Peter añade: «Es una tradición claramente alemana; no sólo de vender sino de ir a comprar a este tipo de mercadillos de segunda mano o rastrillos, aunque a la hora de comprar también hay muchos residentes que acuden para descubrir algún objeto de su interés».

En este mercadillo se puede encontrar ropa, calzado y complementos, aunque también se pueden encontrar juegos de mesa, vajillas y lámparas que se amalgaman con alfombras o telas. Pero luego está la sorpresa, eso que siempre cambia, un sillín de bicicleta, un retrovisor para motorino, un estuche para equipo fotográfico como se utilizaba hace un par de décadas.

Lo cierto que es un grato ejercicio de desconexión, darse una vuelta y mirar y remirar. Todo es posible en una mañana sabatina al sol, sin prisas y con ganas de dejar correr las horas y entablar la charla con los vendedores. Además el mercadillo se utiliza en muchas ocasiones para actos relacionados con las más desfavorecidos y así la Plataforma Solidaria de Formentera monta su parada cada fin de semana para recabar fondos para distintas ONG. l G. Romaní