i entrenados ni adiestrados, la mayoría de los perros que ayer se dieron cita en el concurso canino Divercan tienen algo en común: su educación corre por cuenta de los dueños.

«Tiene sólo seis meses pero pasea muy bien, se sienta y se espera en la acera para cruzar», explicaba Ohane, una joven que participó en el certamen con su Boxer, Ibi. «Nosotros le enseñamos para que defienda la casa, que se eche o se siente cuando se lo decimos, y para que no toque a los otros animales del campo», aseguraba, por su parte Toni, acerca de Bruce, un pastor alemán. «Ella sabe cuidarse sola. Tenemos un bar en Platja d'en Bossa y así podemos dejarla suelta aunque ya tenemos algunas multas por ello», agregaban Pamela y Silvano sobre Bimba, una perra de dos años con mezcla de Setter Irlandés, Bretón y Pointer.

Los tres habían participado en la XII edición de este concurso organizado por el Club Agility Ibiza en la playa de s'Arenal de Sant Antoni. Un evento que reunió a más medio centenar de perros de raza y mezcla, entre cachorros y adultos, que debieron demostrar lo bien que se entienden los unos con otros. Para ello, pasear por una alfombra roja instalada en la arena, demostrar la coordinación entre dueño y mascota y lucir las características físicas de cada animal formaron parte de este examen lúdico en el que la distracción estaba asegurada entre tantos participantes cuadrúpedos y gran presencia de público. Aún así, para evaluarlos asistió el juez de la Real Sociedad Canina Española Juan Pedro Guerra y la adiestradora Ana Pose. «Hacemos este evento para mostrar a la gente la variedad de razas que hay en la isla», destacó el organizador, Toni Torres, que junto a su club repartió medallas para todos y trofeos para las mascotas que mejor los hicieron y también para los dueños que supieron lucir el buen comportamiento de sus perros. lLuciana Aversa