C.ALCÀNTARA Descorchar una botella de vino o un simple apretón de manos puede convertirse en un suplicio para un enfermo de esclerosis múltiple. La pérdida de fuerza es uno de los síntomas, que pueden aparecer en lo que se denominan brotes y pueden desaparecer parcial o totalmente después. La esclerosis, una enfermedad crónica que afecta al sistema nervioso central, sigue siendo una de las desconocidas para la mayoría de la población. Hace diez años, dos afectados de Eivissa, Fernando Fernández-Getino y Cis Lenaerts, impulsaron una asociación en Eivissa a la que se sumaron Fernando Marí y Paloma Ensenyat. «Empezamos como pudimos, en casa de uno, del otro; marcamos entre nuestros objetivos tener un local», recuerda Fernández Getino. Primero fue en locales prestados, como el Colegio de Enfermería y el gimnasio de Cas Serres para la fisioterapia hasta que finalmente este año se inauguró el centro de rehabilitación neurológica. «Nos dimos cuenta que nuestra prioridad era un gimnasio porque la rehabilitación es fundamental», añade. Una semana sin sus ejercicios es un coste muy elevado para ellos. En el centro realizan estiramientos, fitness, bicicleta o técnicas de relajación.

El centro de rehabilitación neurológica cuenta con una psicóloga, dos fisioterapeutas, un auxiliar de clínica y dos trabajadores sociales. Josefa Ribas, madre de Estefania, de 24 años, postrada en una silla de ruedas, destaca la labor de los psicólogos. «La necesitamos los enfermos y los familiares; después de la rehabilitación es imprescindible», apunta Josefa Ribas, que reclama también un logopeda. El centro cuenta con 25 afectados, pero no todos son de esclerosis ya que este recurso está indicado a personas con enfermedades neurológicas y que lo consideren como un punto de referencia. Lanzan un mensaje a los indecisos para que que acudan sin complejos al centro ya que están «casi en familia» y, además, se mantiene el anonimato.