J. L. M. «Es una necesidad que detectamos cuando se produjo el hundimiento del buque Don Pedro», explicó Leciñena, quien lamentó: «A pesar de que vivimos en una comunidad con muchos kilómetros de costa y donde el tráfico marino, especialmente en verano, es altamente frecuente, no tenemos un plan específico para hacer frente a un posible vertido de sustancias tóxicas». La consellera añadió que otra de las cuestiones de que carece Balears es «la falta de medios y recursos adecuados para actuar ante este tipo de contingencia».

La carencia de ese protocolo de intervención es la que ha dado lugar a la jornada de formación que la conselleria de Interior organizó ayer en Can Ventosa con tres ponentes del Centro para la Prevención y Lucha Contra la Contaminación Marítima y del Litoral (Cepreco). La iniciativa, según explicó la consellera, obedece a la necesidad de aportar mecanismos de formación al personal técnico que se encargaría de coordinar las cuadrillas de limpieza ante una situación similar a la del Don Pedro.

«Cuando ocurrió [el naufragio del Don Pedro] tuvimos bastante solicitud de la población y de algún colectivo para ayudarnos a trabajar en la limpieza de playas, pero pudimos ver que las playas contaminadas por este tipo de vertidos no se pueden limpiar de cualquier manera; no es cuestión de dotar a un voluntario de equipo; si queremos que esa limpieza sea efectiva y no cause más desastre, se debe hacer con una formación previa».

En relación al Don Pedro, Leciñena volvió a insistir en que la solución que finalmente se le dé pasará por el consenso y, sobre todo, por criterios técnicos que garanticen la preservación del medio marino. «La decisión será lo más consensuada posible y la que cause menor impacto ambiental», señaló. La consellera avanzó que esa decisión se tomará en la reunión que está previsto que se celebre a finales de noviembre en Eivissa. Mientras tanto, independientemente de si el barco se reflota o no, se está limpiando de elementos potencialmente contaminantes.