Eivissa ya no cuenta con representación diplomática de Italia ni Francia. Las vicecónsules de estos países, Sandra Beauvais d'Ascanio y Marie Laure Ferrario, respectivamente, han presentado su dimisión porque sus Gobiernos ya no financian, suficientemente, sus despachos. Ambas aseguran que, aunque en ocasiones lo han hecho, ya no están dispuestas a correr con los gastos de los viceconsulados. A partir de hora, italianos y franceses tendrán que realizar sus trámites en el consulado de Barcelona, del que dependían estos dos viceconsulados.
En ambos casos el problema radica en que mientras que el número de residentes y visitantes de estas dos nacionalidades ha aumentado considerablemente en las dos últimas décadas, el presupuesto destinado por los Gobiernos se ha mantenido prácticamente sin variaciones en todo este tiempo, de manera que ni las vicecónsules ni siquiera podían cubrir el alquiler de la oficina. «No puedo financiar a mi país», bromeaba ayer la francesa. Ferrario señaló que en Eivissa hay 1.800 franceses inscritos, aunque en realidad los residentes son más de 3.000, una cantidad similar a la de italianos, según Beauvais d'Ascanio. El espectacular aumento de italianos en los últimos diez años se debe, sobre todo, explicó la vicecónsul, a la gran cantidad de argentinos y uruguayos con doble nacionalidad que utilizaban sus oficinas para tramitar sus papeles (los italo-italianos, como los denomina la vicecónsul, representan tan sólo el 25% del total). La italiana ha sido vicecónsul de las Pitiüses desde el año 1994, durante casi 14 años, y antes lo fue su marido, diez años más. «Lamento todo esto personalmente, porque había mucha gente en espera de trámites», dijo Beauvais d'Ascanio, quien, indignada con su consulado, denunció ayer que los archivos con toda esta documentación están en su viejo despacho, al que no puede acceder porque ya no tiene llave.
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