La autovía más pequeña de la isla tiene una anchura aproximada de 2'90 metros. Corresponde al antiguo camino de tierra de ses Amaradors, situado en ses Païsses tras el circuito de cars de Sant Antoni, y pese a que sus dos carriles tienen tan sólo 1'085 y 1'13 centímetros respectivamente, tiene perfectamente señalizadas las rayas continuas en las curvas y las líneas discontinuas que permiten los adelantamientos. Una acción inviable ya que tan sólo es posible la circulación de un coche en un único sentido de la calzada y cuenta con un diminuto arcén de 12 centímetros.

Se trata de una obra llevada a cabo por el Ayuntamiento de Sant Antoni con la finalidad de que se utilice como carril bici y cuya extensión abarca desde la parte posterior del supermercado SIP de ses Païsses hasta el restaurante Es Regueró. Asimismo, está previsto que conecte en un futuro con la ronda sur, así como con otro carril bici en proyecto y que se instalen en toda su extensión señalizaciones verticales. No obstante, esta infraestructura no ha sido bien acogida por los vecinos de la zona que han visto como incrementaba el tránsito de vehículos en los aledaños de sus fincas. «Al estar asfaltado, ahora hay muchos más coches circulando por aquí y a más velocidad, lo que resulta un peligro para las bicicletas y los peatones que ya no pueden pasar caminando como lo hacían antes», explicó un vecino, que puntualizó: «Lo construyeron una semana antes de las elecciones, en tan sólo 4 días». Por su parte, otro vecino de la bahía de Sant Antoni y usuario de la vía reconoce que ahora el camino está «mucho más limpio y asfaltado, pero si viene otro coche de frente tienes que recular hasta el final para dejarle pasar, porque por los laterales hay surcos y el coche puede caer a un campo», comentó el joven. Hecho que hace conveniente la construcción de más accesos o carriles de incorporación o impedir el paso a las cuatro ruedas, algo a lo que no todos los usuarios estarían dispuestos. lIrene Luján