Una aburrida tarde de verano puede resultar muy divertida si el grupo de amigas se da cita para una reunión tuppersex. ¿Qué es este tipo de encuentro? En pocas palabras, el sexshop se traslada a tu propia casa de la mano de Luciana, quien muestra los más innovadores juguetes eróticos para chicas: «Hace dos meses que hago este tipo de reuniones en Eivissa; de mi primera reunión recuerdo que estaba muy nerviosa, pero luego fue muy bien porque las chicas estaban muy animadas y la que era más tímida fue la que al final compró lo más grande». Su trabajo en la isla se desarrolla sobre todo en Eivissa y Santa Eulària: «Generalmente suelo llegar cuando ya están con los chupitos y el vinito; con el paso de las horas se van soltando e, incluso, se han llegado a pelear por el vibrador más completo». Este último, según narra la experta, tiene estimulación para varias zonas: «Una parte es para el punto G, la otra para el clítoris y una tercera estimula la zona anal». Su muestrario es muy amplio, pues se pueden encontrar fundas para dedos o para el órgano sexual masculino, que sirven para aumentar el placer de la chica. «Tenemos lencería comestible, por ejemplo, tangas con caramelitos, un espray que alterna la sensación de frío y calor, también muchos estimuladores y lencería muy sexy». Los objetos que más triunfan entre las féminas de la isla son el 'huevo', un estimulador eléctrico que se introduce en la vagina y vibra, y las bolas chinas, que sirven para ejercitar la musculatura de la zona sexual femenina: «Los ginecólogos recomiendan usarlas porque se trabajan los músculos de la matriz y de la vagina. Asimismo sirven para mejorar los orgasmos». Además de los beneficios para la salud son muy económicas, pues cuestan sólo diez euros. Otro de los objetos más atractivos es un vibrador de ciberpiel que cuenta con un tacto muy real. El precio de estos vibradores es de 70 euros, aproximadamente. Este tipo de juguetes eróticos son un complemento para la relación de pareja. Según cuenta Luciana: «En ningún caso excluyen al chico». Los precios varían, pues oscilan entre los diez y los 1.800 euros, Luciana recomienda lavar los objetos antes y después de usarlos, así como también lubricar mucho las zonas donde van a ser ubicados.

María José Real