C. R. El conseller d'Obres Públiques del Govern, Jaume Carbonero, anunció ayer en su primera visita a Eivissa que el tramo final de la autovía al aeropuerto tendrá sólo dos carriles y no cuatro como preveía el proyecto inicial del PP. «Hemos contactado con una ingeniería que proyecta a nivel estatal para que nos presente soluciones que vayan en la línea de lo que queremos y es que no haya continuidad de cuatro carriles, sino que la autovía acabe donde acaba ahora y haya una transición a una sola calzada y dos carriles», explicó Carbonero, que indicó que esta «transición» desde el punto de vista técnico debe tener una anchura determinada «para garantizar la seguridad». Esta ingeniería se ha comprometido a presentar una solución técnica a principios de octubre y la decisión final sobre cómo se terminará la autovía se tomará conjuntamente entre Consell y Govern en base a las alternativas propuestas.

No es la única modificación que hará el Govern de los proyectos de las autovías. También se cambiarán los drenajes de la carretera al aeropuerto «para evitar las problemáticas producidas con las primeras lluvias». La misma ingeniería que está estudiando el final de la autovía al aeropuerto dará solución a este problema para que se puedan evacuar las aguas en torrentes naturales. Carbonero explicó que ésta, que debería ser una «cuestión básica y elemental», debería haberse resuelto antes de comenzar las obras de pavimentación.

Otra de las modificaciones afecta al falso túnel de Sant Rafel, que no se finalizará. Eso sí, tanto Prats como Carbonero resaltaron que se rematará bien la actual estructura. Lo que todavía no está claro es si se ejecutarán los viales de la llamada 'curva Matutes', porque también afectan a los accesos del instituto Algarb.

En cuanto al paso elevado de Jesús, la idea es llevar a cabo una «actuación más sencilla y menos agresiva». Antes se hará un estudio a fondo del tránsito y de las posibilidades de acceso a Jesús para ver «si se puede resolver con lo que ya está construido». «Si el resultado es que el paso no mejora la accesibilidad de Jesús o la empeora se tomarían soluciones».

Carbonero reconoció que viene de una «cultura antiautopista» y por eso le «duele» ver obras como el paso elevado de Jesús en un «territorio tan escaso como es Eivissa».