La vuelta al cole resulta difícil para todos y tanto padres como hijos se esfuerzan para afrontar el duro mes de septiembre. Los padres afrontan unos gastos astronómicos y los hijos, con pereza, intentan mentalizarse, un año más, de que las vacaciones están a punto de finalizar. Las colas en las librerías de las Pitiüses para conseguir reunir los libros necesarios para empezar el curso son habituales durante el verano, pero aumentan considerablemente a medida que se acerca la fecha del comienzo de las clases.

La librería Hipérbole registraba ayer por la mañana un lleno absoluto. Los padres esperaban pacientemente ser atendidos mientras los niños examinaban las estanterías en busca de todo el material necesario para retomar las clases. Libros, agendas, libretas, mochilas, agendas y bolígrafos personalizados. Todo esto y más resulta imprescindible para regresar, a duras penas, a la rutina escolar.

Gabriel, uno de los responsables de la librería comenta que durante los meses en que la demanda de libros es mayor, la librería se reorganiza: «Es como si se separaran claramente el área de libros de texto del área de librería tradicional», y añade: «Aunque se le da prioridad a los libros de texto, la carga de trabajo en ambas áreas es muy intensa desde finales de agosto».

Según Gabriel, la gente de Vila es muy previsora y eso les facilita mucho el trabajo ya que el sistema de distribución de Hipérbole no se puede comparar con las grandes cadenas de la península. Sin embargo, a pesar de la previsión y las reservas, al final todo el mundo se junta a la hora de hacer las compras de última hora. Laura Tur