Es ambigua, transgresora, provocadora y capaz de saltar de la dulzura más convincente a una faceta oscura, desafiante. «Soy como una madame vieja», aclara este personaje de pelucas enormes, trajes imposibles y zancos de un metro de largo, que anoche celebró su decimotercer aniversario con un cumpleaños al que asistieron miles de invitados llegados desde todo el mundo. Una fiesta que repite cada miércoles en su casa, Home of La Troya, ubicada en la discoteca Space.
Bajo este personaje, icono ya de la noche ibicenca, se encuentra Marcelo Rovaria, conocido artísticamente como Baby Marcelo. Un actor que conoció en Roma al alma y productor de esta fiesta, Brasilio de Oliveira, quien imaginó a La Troya y la proyectó en la experiencia de este intérprete italiano nacido en Bari.
-¿Cómo es el alma del personaje?
-Por una parte es muy negra, muy oscura, y por otra parte es dulce. Es un personaje que tiene de mujer y de hombre, y una ambigüedad que siempre da mucha fuerza. También es un personaje muy loco, algo que hago a propósito porque me muestro como si estuviera totalmente ida.
-¿Cómo nace La Troya?
-La Troya es una creación de Brasilio, que me ha dado la posibilidad de interpretarla.
-¿Y a qué se debe su nombre?
-Bueno, La Troya es una palabra italiana que tiene un significado un poco fuerte, porque quiere decir «puta», pero también Troya es la ciudad de Troya. Tiene este doble sentido.
-¿De dónde viene esa potencia interpretativa que destaca en su personaje?
-Yo estudié teatro con el mimo inglés Lindsay Kemp, maestro también de David Bowie. Con él aprendí a ponerme los zancos, las pelucas y a hacer esos maquillajes tan fuertes, que son un poco dramáticos pero al mismo tiempo dulces. Y creo que la fuerza de la Troya son sus zancos, la idea de una mujer muy grande.
-Unos zancos que combinas con impresionantes trajes. En estos trece años debes haber recopilado unos cuantos...
- La verdad es que puedo abrir una tienda. Pero lo importante es que cada traje es para mí como entrar en una forma nueva. Los diseña un estilista español que se llama Chaumen, que es también el estilista de Mónica Naranjo. Y a pesar de que mucha gente piensa que me pongo una peluca y salgo, tardo hora y media en prepararme para cada actuación.
-Y después, a moverte entre la gente con esas enormes botas.
-Sí, los zancos los diseñamos también con Chaumen para que fueran como unas botas enormes con tacón. Le quita el rollo de circo y las hace más fashion. Tanto, que hasta Jean Paul Gaultier se volvió loco cuando vio mis botas.
Luciana Aversa
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