El verano ibicenco acoge infinidad de personajes variopintos que buscan en la isla: relax, diversión sin límites o bien un nuevo hogar donde trabajar. Este último caso es el de la camarera y ayudante de cocina de la cafetería Claudio Pilar Pereira, quien llegada desde Argentina fijó su residencia en la isla hace nueve años. Desde entonces se dedica al sacrificado trabajo de la hostelería sufriendo, en mayor medida, sus consecuencias con la llegada de los turistas.

«Trabajar de camarera puede ser muy relajado y muy estresante, porque puedes no tener a nadie y en un momento llegar todos los clientes y no dar casi abasto», explicó Pilar, que puntualizó como este verano «es más flojo que años anteriores». «Parece que la temporada se reduce cada vez más a mediados de julio y agosto, cuando antes por estas fechas teníamos toda la terraza llena durante las noches». Una relativa tranquilidad que Pilar no esperaba y tampoco desea, pues de su trabajo en verano dependerá su viaje anual a Argentina para, según aseguró, «ver a su familia». En el lado opuesto está la pareja formada por Rubén Otero y Carol Osuna, quienes recién llegados desde Barcelona cuentan cada día las horas que les quedan para perderse en la noche ibicenca. «Hemos venido sólo cuatro días, pero van a ser muy intensos», puntualizó Carol, que es toda una veterana en la fiesta de la isla. «Cuando supimos que cerraban algunas discotecas estuvimos a punto de no venir, porque aparte de las calas que visitaremos venimos buscando fiesta. Creo que es lo peor que podrían hacer para el turismo, porque es una parte de las vacaciones de los turistas», comentó la joven, que añadió: «Si somos realistas, Eivissa es conocida en todo el mundo por su música, su libertad y su oferta para salir. Si nos privan de esta libertad, al final la gente no vendrá. Es como si Eivissa ya no fuera la misma».

Por su parte, su novio Rubén puntualizó: «Vale que en esta isla hay muchas tentaciones, pero tú pones el límite; cada uno tiene que ser responsable con lo que hace aquí o donde sea», explicó.

Irene Luján