La puesta en marcha de este servicio pasaría por una reorganización con la finalidad de intentar «optimizar los recursos existentes», según explicó Lurdes Costa, quien es partidaria de llevar a cabo ese reajuste con el mayor consenso posible. Dotar a cada barrio de uno o dos policías de forma más o menos permanente requiere de un mayor número de agentes. Por ello, el equipo de gobierno de Vila pretende liberar para las patrullas a aquellos agentes que actualmente se hallan en la oficina desempeñando funciones administrativas o de custodia de vehículos, y reemplazarlos por personal administrativo. Para ello, se hace necesario un estudio previo que permita evaluar si es posible reajustar los recursos existentes en el Ayuntamiento y la Policía.
El Consistorio quiere que esos policías se especialicen en cada uno de sus barrios para hacer de nexo de unión entre los vecinos y el Ayuntamiento. Pretende que el ciudadano vea al agente de policía como un personaje próximo que le acerque a la Administración, solvente sus dudas y se haga eco de sus problemas, a la vez que vele por el cumplimiento de la ley. En otras palabras, mejorar la imagen de la policía y ofrecer un mejor servicio.
A este respecto, en los próximos meses se desarrollará una ordenanza sobre comportamiento cívico, que será una de las herramientas que estos efectivos tendrán a su disposición para evitar los conflictos vecinales. Esta ordenanza es otra de las prioridades anunciadas por el equipo de gobierno y regulará y sancionará diversas prácticas incívicas, como son el incumplimiento del horario de basuras, las molestias por ruidos o animales, o las actividades ilegales.
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