MAITE ALVITE
La aprobación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Eivissa se ha encontrado con un obstáculo imprevisto que podría obligar a iniciar de nuevo toda la tramitación del planeamiento. Se trata de un informe de Aviación Civil preceptivo y vinculante que se debería haber solicitado antes de la aprobación inicial del PGOU, en 2004. Sin embargo, no fue hasta 2006 cuando lo solicitaron primero la Delegación del Gobierno y después el Consell Insular. Entre otras cosas, este documento establece que en la denominada huella de ruido que provoca el tráfico aéreo no se pueden realizar modificaciones urbanísticas que supongan un incremento del número de personas afectadas, ya sea para uso residencial, educativo o sanitario. Esta prescripción afecta, según señaló ayer el presidente del Consell, Pere Palau, «a más del 50 por ciento del suelo urbano de Vila». En concreto, el grupo municipal popular de Eivissa aseguró que se ven afectadas 17 unidades de actuación, entre ellas la de Mare Nostrum (zona de Platja d'en Bossa), la de Pere Matutes, la de Puig d'es Molins e incluso la unidad de actuación de Eivissa Centre.

El Ayuntamiento, al que se le remitió ayer el informe, ha comenzado a estudiar a fondo el contenido para saber, entre otras cosas, si este documento obligará a reiniciar toda la tramitación del PGOU. El alcalde, Xico Tarrés, señaló en declaraciones a la Cadena Ser que «en teoría se debería iniciar de nuevo» y mencionó poblaciones de Madrid donde se han encontrado ante situaciones similares.