Un momento durante la actuación de Té Art, una performance muy conceptual sobre la necesidad de ayudar al enfermo de sida. Fotos: MARCO TORRES

La no discriminación de los enfermos y la necesidad de utilizar el preservativo para evitar el riesgo de contagio fueron, una vez más, los mensajes que caracterizaron al Día Internacional de la Lucha contra el Sida que ayer se vivió en Eivissa con más fuerza que otros años.

La unión entre Creu Roja Joventut y Associació de Lluita contra el sida, apoyados por el Ayuntamiento de Eivissa y el Casal de Joves, hizo que el público se acercara a escuchar lo que éstos jóvenes voluntarios tenían para decir sobre el sida, ayer por la tarde, en la Plaza del Parque.

Dos performance marcaron la diferencia: la primera, interpretada por la asociación Té Art , transmitió el concepto de necesidad de prestar ayuda al enfermo con una escena que transcurrió en medio de la plaza: seis actores y actrices, vestidos de negro y con máscaras blancas, se acercaban a una actriz, arrodillada y llena de pequeños lazos rojos. Al ritmo de un violoncelo, sus compañeros le quitaron uno a uno los lazos y se los pusieron, un acto que después fue repetido por el público.

La segunda performance corrió a cargo del grupo de Teatralia del Casal de Joves, y fue mucho más participativa ya que los recién iniciados actores se dedicaron a ligar con la gente y cuando creían conveniente les sorprendían con un cartel: «Hola, acabamos de mantener una relación sexual sin preservativo. Puede que estuviera contagiado ¿Te imaginas que te pasa?». Letreros que eran entregados al azar pero entre los que había algunos con final feliz. En ellos se leía: «Hola, acabamos de tener una relación sexual con preservativo. Hemos tenido una relación sin riesgos».

Lemas como «Con el sida no hay marcha atrás» y «No seas Adán, usa preservativo», se podían leer también en el material informativo que los voluntarios entregaban a los asistentes, o que estaban sobre mesas de las asociaciones repletas de preservativos, folletos, pines y lazos rojos.

Luciana Aversa