El portavoz del Institut d'Estudis Eivissencs, Marià Serra, calificó la situación en la que se encuentra Eivissa de «bajísima calidad democrática ya que la ciudadanía ha sido excluida de todo el proceso de ordenación territorial». Por eso indicó que la iniciativa de organizar el festival se convierte en una oportunidad «única y extraordinaria en mucho tiempo» para hacer frente a las políticas «insostenibles para la isla». La organización del concierto cuenta con un presupuesto de 100.000 euros de los que 40.000 se han destinado a la compra de productos de 'merchandising', que se venderán en el mismo concierto, mientras que los 60.000 euros restantes están destinados a pagar el sonido, dietas y alojamientos de algunos de los participantes así como los desplazamientos de los mismos: «Ésta es una iniciativa que debe convertirse en un acto de defensa testimonial y activo porque Eivissa está sufriendo una agresión brutal», indicó Marià Serra. Después de este desembolso realizado por los propios organizadores y algunas otras aportaciones anónimas, Marià Marí confió en recuperar la inversión con la venta de todos los productos realizados para la ocasión. Además de plataformas, colectivos ecologistas y otras entidades también han contado con la colaboración de más de 300 voluntarios, que se han encargado de realizar más de 600 tareas para dejarlo todo a punto.
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