El Hotel Royal Plaza fue el lugar escogido para que una docena de los 17 maestros retirados recibieran de manos del conseller Francesc Fiol una placa conmemorativa. Foto: G.G.LAMA

Empezaron a enseñar sobre casi todo y terminaron especializados en una, dos o tres materias. Pasaron de explicar a sus alumnos aspectos sobre la vida, el mundo y los valores a centrarse en fórmulas matemáticas, inventos de tecnología o idiomas. De aulas llenas de niños ibicencos y peninsulares a clases con alumnos de distintas procedencias, colores y culturas. Y hace muy poco, pasaron también de dar clases durante muchas horas al día a tener todo el tiempo para ellos, para su familia y sus aficiones.

Los maestros jubilados que ayer recibieron un homenaje de la Conselleria de Educació i Cultura del Govern balear enseñaron en los colegios pitiusos durante más de 30 y 40 años. Jubilados en los años 2002, 2004 y 2005, recibieron de manos del conseller balear Francesc Fiol y de la delegada territorial d'Educació, Pilar Marí, una placa conmemorativa por una vida dedicada a la enseñanza, y como agradecimiento «por ayudar a constituir una sociedad que progresa, que es dinámica y que va cada vez mejor», según destacó el conseller.

Los homenajeados fueron en total 17, de los cuáles 12 pudieron estar presentes en la recepción organizada en el hotel Royal Plaza, que siguió a una misa oficiada en el Convento de Sant Domingo. Pero más allá de actos oficiales, lo que celebraron ayer muchos de estos maestros presentes fue el reencontrarse entre colegas profesionales pero con grandes amistades de por medio. Éste es el caso de Francisco Ripoll Riera y Juan Juan Riera, de Sant Ciriac y Quartó de Portmany, respectivamente. Ambos con más de 40 años de enseñanza en sus vidas laborales, y con muchas historias y experiencias, que en vez de mirar al pasado les hacen apreciar el futuro: «Tengo dos nietos para llevar a la guardería y al colegio, y además soy pagès, me dedico a cultivar, y hago un vinito que está bastante bien», comentó Ripoll sobre las ocupaciones que tiene desde que se jubiló en el 2002.

«La nuestra fue una época en la que sabíamos casi nada pero de casi todo. Después nos tuvimos que especializar un poco, y ahora mi trabajo no termina, continúa en mi huerto», agregó Riera, maestro desde 1957, que al igual que Margarita Ropuppas, casi alcanza el medio siglo en el mundo de la enseñanza. Años que para esta señora fueron muy gratificantes: «Ahora es todo diferente, por eso creo que todos los que estamos aquí lo dejamos a tiempo», concluyó.

L.A.