Pese a que la presencia de los antiautopistas fue constante y pacífica, al final unos exaltados insultaron a la consellera y golpearon el coche en el que se desplazó. Foto: MARCO TORRES

MAITE ALVITE
El programa de fiestas comenzó como estaba previsto a las diez de la mañana acompañado de buen tiempo y de algunos cambios de última hora que hicieron presagiar que este día grande de Sant Jordi no iba a ser igual que los anteriores. La rúa de carros típicos, que tradicionalmente tiene lugar antes de la misa solemne, al final se acabó realizando tras la procesión, mientras las autoridades, que normalmente se mezclan con el resto de población para disfrutar de buñuelos y orelletes, trasladaron su ágape al interior de las oficinas municipales de Sant Jordi.

Como ocurriera ya en las fiestas de Sant Josep, los antiautopistas acabaron focalizando la atención con su particular protesta enlutada, que transcurrió la mayor parte del tiempo de forma respetuosa y pacífica. Una comitiva de más de un centenar de personas vestidas de negro portando cruces y pancartas contra las autovías esperaban a la entrada de la iglesia y en la calle principal para recibir a los políticos. Más de una decena de agentes de la Policía Local y Guardia Civil vigilaban que todo transcurriera con normalidad. A la salida de la procesión y al paso de los políticos del PP todos los manifestantes pusieron sus pancartas y manos en alto. La consellera de Vías y Obras, Stella Matutes, escoltada por dos policías, fue recibida con aplausos irónicos.

La tensión se desató cuando la comitiva siguió a los políticos e intentó entrar, sin éxito, en las oficinas municipales en el que se había servido un ágape. Entonces la protesta, que hasta entonces había sido relativamente silenciosa, empezó a subir de tono con pitadas, abucheos e insultos varios para recibir a las autoridades que entraron y salieron del recinto.

Vigilando las dos salidas del edificio, los antiautopista esperaron que saliera Stella Matutes, que tuvo que ser escoltada por más de una decena de agentes de las fuerzas de seguridad hasta su coche. Con algunas dificultades, la consellera de Vías y Obras consiguió entrar en el vehículo, mientras algunos de los manifestantes intentaban reiteradamente cerrar el paso al coche, que recibió golpes y patadas. La intervención de las fuerzas de seguridad permitió que el vehículo pudiera por fin arrancar.