La primera boda entre mujeres que se celebró en la isla tuvo
lugar ayer por la mañana en la sala de plenos del Ayuntamiento de
Santa Eulària.
Las contrayentes fueron la ibicenca María Rosa Torres Camacho de
37 años y la esocesa Amanda Hunter de 35, que decidieron casarse
tras doce años de relación, alentadas por la aprobación de la ley
de matrimonio homosexual.
Puntuales a las 12,00 horas llegó en un coche engalanado por
lazos blancos María Rosa, cuyo chófer, una amiga de nombre
Gabriela, hizo sonar el claxon por las calles del pueblo para que
el evento no pasara desapercibido.
«¿Y la otra?», preguntó al llegar esta ibicenca que no paraba de
gritar y de bromear como muestra de la alegría que le provocaba su
inminente boda: «Nos conocimos en Londres en la discoteca Ànfora
Ibiza en 1994, vaya coincidencia», comentó. «No sé si tendremos
hijos. Si ella se anima seguro que sí porque a mí lo de hacer el
trabajito me da miedo», agregó Maria Rosa, un segundo antes de
recibir a la esperada Amanda con la frase «Hay chiquilla, we gay we
proud (somos homosexuales y estamos orgullosas». Y sí que lo
estaban, tanto, que antes, después y durante el enlace flameó sobre
sus cabezas la bandera arcoiris que agitaban con orgullo dos amigos
ataviados con boinas escocesas en honor al país de Amanda.
El concejal de Ene, Joan Carles Clapés, fue el encargado de
oficiar la boda, que introdujo expresando su gran ilusión por poder
realizar una «unión que es de justicia».
Sentadas frente a Clapés, y las dos luciendo trajes oscuros del
mismo modelo y tela, pero con camisa rosa Maria Rosa y verde
Amanda, se dieron el «sí quiero» antes del beso y los anillos, que
sellaron una unión aplaudida por decenas de amigos y
familiares.
Varios kilos de arroz las recibieron a la salida del
Ayuntamiento, y de ahí en adelante la explosión de júbilo por parte
de todos fue total. Fotos, aplausos, besos, risas, y también, la
opinión de la madre de Maria Rosa: «Es su decisión y me parece
bien».
«Siempre hablábamos sobre esto y una vez que aprobaron la ley
nos decidimos», comentó Amanda, que no pudo estar acompañada por su
familia. Y en cuanto a los hijos, que María Rosa tendría si ella
aceptara llevar el embarazo, se mostró esperanzada de lo que diga
el paso del tiempo asegurando que «nunca se sabe que lo vendrá en
el futuro».
Después del enlace oficial, y al igual que ocurre en todas las
bodas, ellas también se dirigieron a celebrar el convite junto a
sus invitados.
L.Aversa
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