-Intentando recoger el arte de la isla y volcándolo en mi
trabajo.
-Dicen que para usted el día no tiene 24
horas...
-Es verdad, para mí tiene más, porque las 24 horas las multiplico
por dos. Hago que una hora me cunda el doble.
-¿Y cómo lo logra?
-Creo que es una cuestión de cada uno. Yo tengo la capacidad de
poder sacar tiempo del tiempo.
-Usted es quien lleva la batuta en su trabajo, ¿También lo hace
en casa?
-Más que llevar la batuta intento llevar la democracia. Pero en
casa llevo la batuta, la barbacoa y los guisos de carne.
-Pregunta obligada, ¿la música amansa a las fieras?
-Debería amansarlas, lo que pasa es que a veces hay música más
fiera que las fieras. Está la música bien hecha que amansa a la
gente y la mal hecha que la enfurece.
-¿Cómo definiría la música mal hecha?
-Es la música que va directa al negocio, a sacar la 'pela' y no al
arte. Es la que está hecha sin ninguna gracia, talento o contenido
espiritual. Sea clásica, jazz o moderna. Basta ver la televisión o
escuchar la radio para darse cuenta.
-¿Y cómo se siente cuándo ve que esa música le gusta a la
gente?
-La respeto, incluso yo también hago música mal hecha si la
tengo que hacer para publicidad o para lo que sea. Es música
estéticamente mal hecha pero comercialmente bien hecha. Como
ocurrió con el compositor que hizo el himno del Cola-Cao y no se le
cayeron los anillos porque tenía que pagar el piso. Hay que saber
hacer las dos cosas, música como producto y como arte, lo que pasa
es que hay gente que no distingue.
-En una ópera que hizo con Julio Herranz habló del sida y otra
composición la basó sobre una canción folklórica ibicenca que habla
de sexo ¿Qué otros temas le gustaría tocar?
-Todos aquellos que me puedan afectar directa o indirectamente,
y a mis compañeros y amigos.
-Temas que toquen su sensibilidad...
-Sí, como si veo cosas en la prensa o en la televisión que no me
gustan nada. Porque mi única oportunidad como artista es volcar en
una obra musical lo que pienso al respecto. Como ahora, que estoy
pensando hacer algo que tenga que ver con el destrozo
medioambiental de la isla.
-Una isla en la que es conocido como músico clásico. ¿Es su
única dedicación o sólo una etiqueta?
-Una etiqueta, lo que ocurre es que a la hora de enfocar mi vida
he tenido que escoger, y he escogido la enseñanza de mi base como
músico. Pero también sé hacer jazz, música moderna, electrónica y
música de vanguardia. Depende de la hora del día, de la época del
año y de mis inquietudes. O sea que no estoy cerrado a ninguna
perspectiva.
-Cuando quiere ver un buen concierto o una ópera ¿hacia dónde
viaja?
-A Barcelona. Allí hice mis estudios superiores y musicalmente
es un lugar de referencia para mí. Además está muy cerca de Europa
y coge también la tradicionalidad de Madrid.
-Como parte integrante, ¿cómo calificaría la oferta cultural y
de conciertos de Eivissa?
-Creo que está bien y que las instituciones están haciendo una
buena labor. Si le tuviera que poner nota le pondría un siete.
-Y ya que habla de las instituciones, su padre fue alcalde de
Eivissa, ¿Usted no ha heredado sus aspiraciones políticas?
-No, afortunadamente no las he heredado, y digo afortunadamente
porque para ser político no hay que ser honesto y yo soy
honesto.
Luciana Aversa
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