TORRES BLASCO/DAVID MARQUÉS
La participación superó a las previsiones y, algo inédito, la Policía Local y la Nacional, que actuaron coordinadas, contaron ayer más participantes que la propia organización en la manifestación que recorrió varias calles de Palma en solidaridad con el movimiento antiautopista de Eivissa.

Más de dos mil manifestantes (según la organización) y entre 2.800 y 3.000 según cálculos policiales protagonizaron una protesta festiva, y sin incidentes, contra la construcción de autovías en Eivissa.

Aunque se sumaron algunos representantes políticos (principalmente de Esquerra Unida, pero también del PSM, del PSIB y de ERC) el protagonismo de la marcha fue ciudadano y muy juvenil.

Por eso dominó el tono festivo aunque muy comprometido con la causa. Algunas personas acudieron con la cara pintada, otras con narices rojas y la mayor parte del trayecto, entre la Plaça d'Espanya y el Consolat de la Mar (sede de la Presidencia) estuvo acompañado de tambores, bailes y hasta actuaciones malabares. A su paso por las obras del aparcamiento de Antoni Maura, entre es Born y el Consolat, se colgó una pancarta en una gran grúa.

La lectura del manifiesto corrió a cargo de un activista de Eivissa, Albert Prats, un profesor de instituto detenido en varias ocasiones por colocarse delante de las excavadoras. Prats agradeció el apoyo de la población mallorquina a la causa. Durante la manifestación también se coreó algún lema contra las obras de Mallorca.

La convocatoria partió de un colectivo ciudadano vinculado al centro social de ses Vies, un edificio «ocupado», y con orden de desalojo.

Uno de los organizadores mallorquines de la movilización, Guillem Colom, explicó que la manifestación, sin protagonismo de partidos, se había convocado en solidaridad con la gente de Eivissa que «está luchando contra la destrucción de su tierra». Añadió que tras los proyectos de Eivissa están los «mismos» que han promovido los de Mallorca.