Como manda la tradición, a la fallera mayor hay que ir a
buscarla a su casa. Y eso es lo que hizo ayer una comitiva de unas
80 personas, entre falleros y músicos, que sorprendió a propios y
extraños cuando desembarcó de un autobús llegado de Sant Antoni con
el fin de recoger a la fallera mayor, que vive en Eivissa. «Siempre
hay que ir a buscarla. El año pasado era de Santa Eulària y fuimos
hasta allí. Este año ha tocado en Eivissa», explicaba ayer entre
pasodobles el relaciones públicas de la comisión fallera, Miguel
Àngel Martín.
La comitiva no pasó desapercibida. A mediodía, bajo un sol de
justicia, los falleros realizaron un pequeño pasacalles por la
avenida Isidor Macabich y el Parc de la Pau con corte del tráfico
incluido. A su paso muchos aplaudían y se impregnaban del ambiente
festivo de tan singular grupo de gente. «¡Míralas, si van vestidas
de falleras, qué guapas!», eran algunos de los comentarios que se
oían, aunque algún extranjero que se topó con el jolgorio iba más
que perdido al situar la celebración.
Después de unos metros de caminata tras el estandarte de la
comisión, que representa al huevo de Colón de Sant Antoni ardiendo
cual falla, la comitiva se paró delante del bloque de pisos en el
que vive la fallera mayor de este año, Rosa Fernández, decorado con
una bandera valenciana. Abajo le esperaban todos los falleros y
también la concejal de Festes del Ayuntamiento de Eivissa, Sandra
Mayans y la consellera de Participació Ciutadana del Consell,
Carmen Domínguez. Ambas recibieron un socarrat de regalo, un
azulejo típico valenciano.
Aunque el pasacalles fue rápido, la celebración se preparó con
tiempo. «Llevo desde las 9,30 para arreglarme», explicó la fallera
mayor, a la que había peinado la novia de su hijo, «una valenciana
de pura cepa». El traje lo tiene desde hace tres años aunque
estrena corpiño. Y es que la emoción de vivir las Fallas no tiene
precio. «Me encanta, esto es lo bueno de las Fallas, este ruido y
el olor a pólvora», decía ayer Fernández. De igual forma opinaba el
presidente de la comisión 'La nostra falla', Víctor Uriarte. «Las
Fallas para mí son lo más grande», exclamaba ayer emocionado este
valenciano, que también fundó una Falla en Valencia hace años.
La fiesta continuó en Sant Antoni donde hubo una mascletà de 50
kilos de pólvora, una paella, actividades para niños y verbena por
la noche.C. Roig
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