En marzo de 2004 el alcalde de Formentera, Juanma Costa, y el concejal de Obras y Urbanismo, José Manuel Roig, presentaron con gran esperanza la urbanización del vial que une Sant Francesc con ses Bardetes donde se debían habilitar viales tanto para peatones como para bicicletas. Se trataba de una obra especialmente importante para la comunicación entre ambos zonas de la capital de la isla, pero pese a ser un PIOS de 2004 y con un elevado presupuesto, 157.659,59 euros, de los que el Consell Insular debe aportar alrededor de 127.000 euros, la compañía adjudicataria de las obras, Saribesa, no cumplió jamás los plazos previstos.

Es algo común en la mayoría de las obras adjudicadas a dicha empresa que el entonces alcalde, Juanma Costa, vendió como la mejor opción para llevar adelante los trabajos de infraestructura del Consistorio, bien mediante encargos directos bien a través de los PIOS. Los reiterados incumplimientos provocaron, con la llegada de la COP al Consistorio una serie de reuniones con los dirigentes de dicha empresa a la que se le urgió pusiera plazos a las obras que habían quedado en suspenso tras la moción de censura. Tras compromisos verbales o de puño y letra, la realidad es que muchas de esas obras han sido vueltas a adjudicar a otras empresas ante la aparente imposibilidad de Saribesa para cumplir con sus compromisos.

Las obras a realizar son la ampliación de la carretera que pasará de tener poco menos de 6 metros de anchura a un promedio de 8 metros, lo cual permitirá la construcción de aceras para los viandantes; este ensanchamiento se producirá en función del estado de las parets seques que delimitan la vía y de las viviendas existentes de tal manera que en el primer tramo el crecimiento se hará por la parte de levante y en el último y más cercano a Ses Bardetes se efectuará por el lado de poniente al tiempo que se mejorarán las condiciones del torrente que delimita la entrada a este núcleo urbano.