La sala 2 del Consell se convirtió ayer en escenario de una
actividad poco habitual en la institución. Apicultores de la Serra
d'Espadà de Castellón y de las Pitiüses protagonizaron una cata de
mieles para degustar su sabor. No lo hicieron por placer -aunque
también lo fue-, sino porque están trabajando para definir como es
la miel de los dos territorios, con vistas a crear una denominación
de origen.
Este trabajo se está haciendo conjuntamente entre los grupos
leader de esta zona de Castellón y de las Pitiüses «para ahorrar
costes», según el conseller de Agricultura, Pep Mayans. Cuando se
haya caracterizado cómo es cada miel, en base a criterios de gusto
y a análisis físico-químicos y polínicos, se podrá elaborar un
reglamento a seguir por los apicultores que quieran fabricarla.
Según explicó ayer el vicepresidente del grupo leader de esta
zona de Castellón, Luis Rubio, el intercambio de experiencias está
resultando «muy interesante». «Allí producimos en más cantidad que
aquí en Eivissa, pero la comercialización que hay aquí es muy
interesante y hemos tomado nota de ello», explicó Rubio.
Los procesos en ambos casos son artesanales. Carmen Miravet, una
apicultora de Castellón que estaba presente en la cata y en el
recorrido por los centros de producción que se ha hecho por las
Pitiüses estos días, explicaba que las similitudes entre las dos
mieles son muchas. «Aquí se elabora también de forma artesanal, sin
calentarla, y aunque coincidimos en flores como el romero, allí es
muy común también la flor de azahar y de naranja».
Durante la cata de ayer se pudo probar miel de romero -la más
común en Formentera-, de frígola o de algarrobo, que tiene un color
muy oscuro y un gusto más fuerte. Según el responsable del grupo
leader en las Pitiüses, Pep Martínez, «lo más común en Eivissa es
hacer dos cosechas, la de verano, que es de frígola y la de
invierno, que es la de romero». En algunos puntos, y debido a la
concentración de algarrobos, la miel adquiere otro sabor.
En las Pitiüses sólo hay cuatro ibicencos y un formenterense que
cuentan con el registro sanitario para producir, pese a que hay
hasta 200 apicultores que lo hacen para consumo propio. La futura
denominación permitirá revalorizar la miel de las islas y
distinguir el sabor del producto autóctono, que viene definido por
la flora.C. R.
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